19 de junio de 2020

Usaqueneadas

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Enterradas debajo del palo

Esa maña de estar usando a las jóvenes vírgenes para todos los sacrificios, desde los egipcios como vimos en Pechocho, hasta los cortesanos europeos, como también vimos en la chava deschavetada, no les fue ajena a nuestros aborígenes.

En estas tierras y aún antes de la llegada de los conquistadores, a los que también les gustaba, por supuesto, las vírgenes, como a la india de la Cata, se cuentan historias de sacrificios humanos de jóvenes inocentes para satisfacer los caprichos de algunos poderosos.

Tal es el caso de la región de usaquén, palabra muisca derivada de los vocablos usa, que significa debajo y que, que significa palo, quedando entonces usaquen como debajo del palo. Cuenta la leyenda que así se denominó a esta región debido a que las grandes casas de los nobles caciques eran construidas con enormes pilares de madera que las soportaban, los que se introducían en un gran hueco, en el fondo de cada cual se colocaba una joven virgen, que era aplastada por la viga, digamos estripada hasta sus cimientos, con la idea de que fueran ellas quienes cargaran ese enorme peso, lo que obviamente no ocurría, pero si quedaban las niñas bien usaqueneadas, tantas de ellas como fuera menester y dependiendo del tamaño de la mansión del jefe.

Las niñas, generalmente menuditas, de baja resistencia pero gran resiliencia, se acurrucaban en el hueco a esperar el guamazo, que ojalá, oraban todos, fuera lo suficientemente duro para que quedaran estacadas y tiesas de una, sin necesidad de hacer varios enviones, cosa que también agradecían los cuatro camajanes encargados de levantar y descargar las pesadas vigas.

Ni aquí ni en ninguna parte donde se han hecho sacrificios humanos se expresa claramente por qué las muchachas sacrificadas debían ser vírgenes y en este caso en particular no hay una aparente razón para ello, distinta a que una inocente que nunca ha visto un palo enorme sobre ella probablemente no tenga reparos en que se lo metan en un hueco, lo que seguramente no pasaría con alguna experimentada aborigen con kilometraje recorrido.

Tampoco se ha encontrado en los relatos y registros de los cronistas de la época prehispánica una explicación a la razón del por qué debían ser niñas específicamente y no niños, más aun considerando que la cultura indígena de la época tenía un tipo de organización matriarcal. Parecer ser, observan algunos estudiosos, que este mismo hecho es el que se puede acercar a un razonamiento aceptable al considerar que precisamente para los aborígenes la mujer era la base sobre la que se cimentaba la estructura social y por esta razón debían ser aborígenes de sexo femenino quienes estuvieran enterradas sosteniendo cada palo.

No menos intrigante resulta el hecho de que las damiselas estuviesen vivas en el momento de introducir el tronco de madera en el hueco, haciendo el asunto mucho más desgarrador y sanguinario si se quiere, toda vez que se puede uno imaginar que no en todas las ocasiones  el tramacazo las dejaba inertes al primer intento y los intentos subsiguientes debían estar acompañados de expresiones de dolor muy perturbadoras. Un cronista castellano, tratando de aproximarse a una explicación de este hecho y basado en tradiciones y actos de sacrificio de otras culturas, asevera que precisamente el sacrificio requiere que la víctima esté viva para que ¡ah severa! que sea la experiencia y los espectadores experimenten el dolor y cojan escarmiento. Sin embargo, otro cronista, más especulativo y también más simple, declara que si la víctima está muerta cuando vayan a meter el palo, el rigor mortis es probable que no lo deje encajar bien y la casa quede chueca.

Cualquiera que sea la explicación que se pueda imaginar para tan execrable ritual, lo cierto es que sirve para dejar en claro que durante el proceso de conquista, si bien los españoles que arribaron a estas tierras no eran precisamente unos nobles caballeros, los habitantes que encontraron tampoco estaban libres de pecado y sus prácticas ceremoniales, incluso en sociedades caracterizadas como pacíficas, tenían su cuota de sangre que definitivamente no les permitían arrojar la primera piedra, que muchos no arrojaron.

1 comentários:

  • 20 de junio de 2020, 12:11 p.m.
    Rudolf says:

    .....palo,porque.... Palo..se meti..nos dió.palo con ese cuánto .aburrido

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