26 de marzo de 2022

Encriptación homomórfica

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Apa verper sipi lopo puepedepe desepencripiptapar


Algún humano cavernario, más bien flojo para la caza, se quedó dormido cuando su clan salió a conseguir lo que se iban a comer esa semana. Al despertar, salió de la cueva a rascarse varias partes de su cuerpo y a deshacerse de algunos piojos y un poco de sarro, mientras disfrutaba de un baño de sol. Entonces, desde la roca donde estaba reclinado pudo observar cómo, abajo en la planicie, sus compañeros cazaban un mamut y eso le pareció muy divertido. Mientras ellos ascendían de regreso, cargando penosamente lo obtenido, él se puso a dibujar en las paredes lo que había visto.


Grande fue el asombro de todos al ver esos dibujos primigenios. Saltaban, miraban y admiraban las paredes, se contorsionaban y expresaban su extrañeza por ver reflejada allí su dura lucha. Otro, que tampoco gustaba mucho de las faenas extremas, se alzó sobre los demás y les hizo saber que él sí podía interpretar lo que sucedía: los dioses del cielo habían favorecido su tarea gracias a la invocación del flojonazo. Así que el autor y el intérprete eran los elegidos para recibir, comprender, expresar y comunicar los deseos de los dioses. Desde entonces ellos dos, el sacerdote y el escriba, ocuparían un lugar preferente en la manada, el mejor espacio de la gruta y se engullirían la porción más preciada de la comida.


Mientras la tribu salía a buscar el sustento, estos personajes se quedaban encriptados, no solo practicando rasquinbol, sino descifrando los arcanos para luego hacerles saber los designios divinos a todos sus compañeros y explicarles cómo y cuándo salir a hacer las tareas propias de la supervivencia y se convirtieron en elementos clave, respetados e insustituibles del grupo. Pero, nadie podría tener acceso a sus iluminados secretos sino solo a las enseñanzas transmitidas por el sacerdote. Así nació la encriptación. Palabra que significa “lo puedes ver, pero no sabes qué significa” (como la palabra encriptación).


Todo eso evolucionó después a los jeroglíficos y luego a la escritura y dio origen a la historia, que fue grabada en rocas y papiros tal como la hemos contado en el salón de las dos verdades, la batalla de Qadesh, el rollo de Massimo Craso y otros más. Pero siempre se ha necesitado de quienes reciben los mensajes de los dioses, quienes los publican y quienes los explican; cuando el vulgo tuvo acceso a la lectura, las divinas revelaciones se manejaban solo en latín, aprovechando que muy pocos poseían una lengua tan culta y así podía mantenerse el secreto, libre de los ignorantes que quisieran fisgonearlo.


Alpagupunapa vezpe sepe upusaparonpo mepetopodospo tanpa simpiplespe copomopo espetepe paparapa enpecrippitarpar, pero la computación, la nube, silicon valley y humanos, ahora muy avezados, produjeron métodos más complejos, que pudieran ser utilizados en las redes sociales, donde aparecen (para que todos las vean y nadie las descifre), las porquerías que otros hacen y se publican encriptadas, de extremo a extremo. Pero, si en la mitad alguien deja descuidado su celular y sin clave, la clavada será fija y tendrá que encriptarse durante un buen tiempo. La red le garantiza los extremos, pero lo que pase en el medio es asunto del usuario, según dice en los términos y condiciones.


Como lo primero es la seguridad, la privacidad y el derecho inalienable a la intimidad, la encriptación es tema de absoluta prioridad para todas las comunicaciones actuales y eso ha hecho indispensable que se le adicione la homomorfia, no solo para estar a tono con las modernas tendencias homo, sino que ese término significa “de la misma forma” o sea, es un término encriptado para denotar una encriptación más críptica de la misma forma. No se asuste el lector, pensando que ahora podrá ver en su celular solo símbolos indescifrables escurriendo por la pantalla, como en Matrix y que sin la guía de un negrito que se las sabe todas, usted no va a poder leer lo que colocamos en la red. No, señor, nada de eso.


De nuevo, acude a redimirnos la inefable Inteligencia Artificial que se encarga, ella solita, de encriptar, proteger y llevar a buen término los mensajes, sin que se requiera descifrar ni desencriptar nada: ella los maneja así, codificados, los revisa, los cuenta, los procesa y los entrega y quien no sea el destinatario, va a quedar en las mismas. Usted no tiene que preocuparse de otra cosa más que de no dejar el celular por ahí, como decimos, pagando.


1 comentários:

  • 26 de marzo de 2022, 10:00 a.m.
    Anónimo says:

    Y quién no ha practicado el rasquinbol si es lo más arcaico que que existe antes que la escritura

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