Todo tiempo pasado, fue
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Les Luthiers
Con la tendencia
actual del “todos contra todos y vale todo”: usar ropa unisex, cambiarse un
órgano por otro, por varios o por ninguno, atender por las dos, tres y hasta
cuatro ventanillas y hablar, actuar y convivir como metrosexuales (cosa que por
acá estará bien demorada, pues aún no hay metro), es fácil avizorar cómo será
ese humano del futuro. Lo primero es que no será mono ni bi ni homo ni hetero
ni poli sexuado como hoy, sino asexuado, sin pelos, sin arrugas, sin sonrisa y
sin los rasgos característicos de ninguno de esos dos sexos, ni de los géneros que se tenían hasta el siglo XX.
Se acabará eso
de la familia, ya que ésta, que ha sido la estructura básica de la sociedad
durante tantos milenios, se está difuminando a tal punto que hoy un niño puede
tener una madre soltera, un padre ausente, un o una padre madre, un o una madre
padre, dos mamas o dos mamás, una tía sustituta, una mamá probeta, dos, tres, o
muchos papás, un hermano negro, otro amarillo, una hermana blanca, un primo
azul y un tío viejo verde o incluso combinaciones de todos ellos, como producto
del poliamor,
cada vez más frecuente. Al final solo habrá un Estado, único, omnipotente y universal,
que fungirá como padre/madre, proveyéndole a cada quien lo básico.
Tampoco existirá
el embeleco ese de la nacionalidad, ya que el humano será un ciudadano del
mundo, nacido en cualquier parte (bien o mal nacido), deambulante de un lado
para otro, sin historia, sin pasado y sin conocimiento de su entorno, como ya le
está ocurriendo a tanto atembado que anda por ahí.
Por ende, las
costumbres ancestrales como el idioma, la religión, las comidas y bebidas, la
música, el baile, los deportes o el folclor no tendrán ningún significado como
idiosincrasia o cultura particular, pues las que subsistan de ellas serán
virtuales. El idioma será uno único, digital, mundial y universal, totalmente
distinto a cualquiera de los que se conocen hoy; ya no habrá ningún ser
superior, pues su único dios será la red y sus héroes serán los proveedores de
internet y de dispositivos tecnológicos e informáticos.
Se acabarán los
supermercados, los viajes, el transporte público y privado, las reuniones, las
fiestas, los festivales e incluso las antiguas emociones, vivencias y
experiencias y hasta el amor, pues todo ello será remplazado por la realidad
virtual.
La próxima
evolución del humano tampoco se parecerá externamente al actual, pues a punta
de exoesqueletos, reemplazos biomecánicos y mejoras genéticas, terminará siendo
un androide con puertos universales adicionales a los orificios actuales, pero
por los cuales solo le entrarán aplicaciones de software y le saldrán archivos
polifuncionales, de manera que los roticos tradicionales quedarán destinados exclusivamente
a las secreciones más elementales y en muy poca cantidad.
Con un panorama
como este, donde se avizoran solo seres inteligentes, estandarizados, bien
formados y revestidos de un supremo importaculismo diseminado por toda su
excelsa humanidad, como los que ya se empiezan a ver, será bueno abandonar este
mundo antes de llegar a ese tiempo cuando los modelos arcaicos e imperfectos de
la actualidad no tengan cabida en este planeta y se vean como el actual mosco
en la actual leche.
Así que,
aproveche, júntese con los otros humanos actuales ahora que todavía hay chance y
¡Pídase la otra!
Ficticio, pero entendible, extremo,retorcido ,y posible en la mente del autor...no se .don't like