4 de marzo de 2023

El retraso

,

La diferencia entre ahí, hay y ay


La puntualidad, esa virtud que hace que algunos raros personajes lleguen a la hora pactada a un evento acordado con alguien o alguienes, es la antítesis del tan descortés y rutinario retraso.


Hay retrasos que se explican por el tráfico, por un inesperado accidente, porque alguien incumplió el compromiso inmediatamente anterior, en fin, porque otro tuvo la culpa. Y el afectado los excusa y admite que ya se produjo el retraso y no hay nada qué hacer, así que ¡Adelante! A lo que vinimos vamos.


Pero hay retrasos terroríficos, donde el retrasado no encuentra una explicación creíble, no logra comprender la situación, no sabe cómo salirse del mal rato y, aunque el retraso no es suyo, no encuentra cómo echarle la culpa a otro.


Según podrá testimoniar cualquier varón, sin importar su edad (se exceptúa a los del tipo Hellman), uno de los peores días de su vida fue aquel cuando escuchó la frase "tengo un retraso", apocalíptica sentencia que le dejó pálido, demacrado, triste y obsesionado con pensamientos que le tuvieron varios días sin poder dormir y con la atención puesta en un futuro nada halagüeño. Pero, después de tener las esperanzas perdidas, volvió a la vida y a creer en la humanidad cuando el retraso no pasó más allá de unos cuantos días o semanas, un mes a lo sumo. Fue hallar el paraíso perdido el escuchar la frase redentora: “me llegó”.


Lo absurdo de este asunto es que usualmente, ese personaje regresa a la misma situación dos o tres meses después y de nuevo está haciéndose las mismas preguntas ¿De dónde resultó esto? ¿A qué horas me pasó? ¿Por qué a mí?


Lo que el hombre no entiende es que su cerebro está imposibilitado para procesar la información de la experiencia vivida debido a un proceso de anegamiento espermatozóico, el cual proviene del hecho de que las gónadas masculinas producen la no despreciable suma de 100 millones de espermatozoides cada día (en promedio) los cuales van inundándolo todo, hasta llegar a anular la capacidad de raciocinio y la memoria.


La reclamante, en cambio, es responsable de cuidar tan solo un óvulo producido por su aparato reproductor cada mes y que, ante cualquier descuido, conducirá a la frase ya mencionada del retraso (¿Cómo estaría ella cuidando 100 millones de óvulos al día?).


El retraso nace de la fascinante frase, dicha en una noche de pasión, “esto es tuyo papito”, que, al ser repetida unas semanas después, se convierte en la trágica frase “esto es tuyo papito” e, independientemente de la causa, de las responsabilidades o de quién hizo o dejó de hacer, va a terminar en sollozos a medianoche y, unos meses después, en sollozos a medianoche y cambios de pañales.


1 comentários:

  • 4 de marzo de 2023, 3:22 p.m.
    Rudolf says:

    A quien no le pasó,cuando el hombre no esta preparado para asumir un compromiso , saldrá huyendo con cualquier excusa

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