El orgasmo femenino

 

Los secretos del orgasmo femenino desnudados por una experta

Muchas cosas femeninas están marcadas por las creencias y la ignorancia populares, tabúes y mitos. Pero ahora una señora británica, experta ella en orgasmos, ha publicado un estudio lleno de secretos, esta vez no a voces, sino a gritos. Lo que se viene es bastante intenso, así que le recomendamos servirse un té o una aromática antes de continuar, para que pueda terminar sin sobresaltos.

 Comienza la experta por enfatizar que muy pocas cosas en la vida, quizás ninguna, producen mayor placer que un orgasmo. Las mediciones in situ mostraron que el orgasmo femenino es por lo menos cinco veces más intenso que el masculino y dura de cinco a diez veces más (dependiendo de la protagonista y de quién o qué y cómo se lo induzca), pero toma entre diez y sesenta y nueve veces más tiempo para aparecer que el otro.

 A continuación, se centra ella en la definición del orgasmo femenino, y lo introduce así: “Aunque las mujeres experimentan el orgasmo de maneras diferentes, por lo general se caracteriza porque el ritmo cardíaco y la respiración se aceleran, la presión sanguínea alcanza un máximo y la vagina, el útero, el ano y los músculos de la pelvis se contraen entre cinco y diez veces por segundo. Algunas mujeres pueden sentir el orgasmo en todos los poros y músculos de su cuerpo y muchas experimentan orgasmos múltiples”.

 Define entonces la perita, que para alcanzar un estado orgásmico la mujer debe estar a gusto con lo que huele, ve, siente y escucha, así que son definitivos cómo encuentre la compañía, el lugar y el momento. Aunque el mecanismo biológico es el mismo para todas, no todos los orgasmos son iguales y su duración, intensidad, manifestaciones y tiempo de aparición, dependen de diferentes factores como, por ejemplo, qué y cuánto se ha comido, el estado de ánimo, la ambientación y los estímulos sensoriales.

 Explica la señora que, lo que define ella como malos polvos, son aquellos que se tienen con quienes pretenden forzar la situación o acelerar el proceso, puesto que en tiempo femenino todo es más lento y prolongado, así que los hombres deben ser pacientes y lentejos (aquí, lentejo se convierte en una virtud). Esto significa que, simplemente, el parejo debe ocuparse más del punto G que del punto final.

 A propósito del punto G, la madame lo ubica mediante complicadas curvas y coordenadas geométricas entre la zona E y la zona V, más cerca de la T y asegura que, apoyada en su propia experiencia, la mejor manera de acceder a él es con un glande lo suficientemente glande.

 La investigadora dedujo que el cerebro no es el órgano sexual por excelencia, ni el único, pues encontró que una mujer puede excitarse y orgasmarse también durante actividades que no son de índole sexual, por ejemplo, mientras lacta o hace ejercicio.

 La orgasmóloga, si se nos permite el calificativo, desmantela otro tabú, que es el relacionado con la eyaculación femenina. Afirma que SÍ hay eyaculación femenina (gracias a las glándulas de Skene) y, aunque NO se produce en los volúmenes exhibidos en las exageradas versiones del porno, no se tiene muy claro qué es, de dónde viene ni cómo llega.

 Podemos ver que, luego de conocidas tan excitantes revelaciones, se viene un nuevo cúmulo de creencias, derivado de lo que nos acaba de mostrar esta mujer y que seguramente abarcará temas como el priapismo de género, la eyaculación precoz o la disfunción orgasmil femeninas y, con absoluta seguridad, muchos querrán hacerles la prueba del Skene a todas sus conocidas como método de detección de quien sabe qué extraña enfermedad, que al final probablemente sea una simple abstinencia o una falencia en la detección del punto G.