26 de junio de 2020

Sacar la leche

,
no es lo mismo lechoso que lácteo

Si hay algo que debe ser particularmente engorroso es ordeñar una almendra. Es más, si alguien quiere saborear un vaso de su leche, ¿cuántas de estas diminutas almendras será necesario ordeñar?

Si además se toma en consideración el tamaño de la almendra y el hecho de que es un fruto seco, la cosa se ve entonces mucho más difícil, lo que por supuesto explica el valor de un litro de este líquido.Así que, ¿Por qué no ordeñar mejor un almendrón? El proceso será más eficiente y los costos, menores.

Pero si obtener la leche de este fruto pequeño parece complicado, ni pensar en lo que debe ser la ordeñada de miles y miles de diminutos granos de soya, de arroz o de quinua con el solo propósito de llenar una caja de un litro. No en vano este derivado lácteo impensable proviene de Asia, donde los encargados del proceso necesitan manos muy pequeñas, minuciosidad milimétrica y paciencia infinita. De ahí que tan novedosos sustitutos de la vacuna leche original, sean oriundos del lejano oriente, donde esas virtudes adornan profusamente a los numerosos y laboriosos amarillos.

De la observación de este tedioso y a la vez delicado trabajo y de lo exhaustos que terminan los ordeñadores fue que un explorador otomano denominó “sacar la leche” a ese acto de exigir lo máximo a alguien pequeño, usualmente estimulándolo con la mano, hasta dejarlo rendido, sin fuerzas y totalmente seco.

Este complicado proceso de obtención ha llevado a muchos a tomar caminos de pensamiento sinuosos, soterrados quizás, pero en todo caso, no muy rectos, razón por la cual en algunas partes se ha legislado para que no se time a los ingenuos con el término leche, dejando esta denominación exclusivamente para productos obtenidos de la estimulación de una glándula mamaria, por cualquier método y de cualquier manera, pero mamaria, dejando de lado todos los otros líquidos de aspecto lechoso como simples émulos pretenciosos del inmaculado líquido producido por los mamíferos.

Preocupados con esta problemática, un grupo de científicos de la Universidad de Ciencias Agrícolas de Dubái llevó a cabo un acucioso estudio y mediante una serie de cuidadosas observaciones, llegó a sesudas conclusiones:

·         No todo lo que brilla es oro y no todo lo que es blanco es leche
·         Toda leche proviene, exclusivamente, de glándulas mamarias. Lo demás, son sustitutos y se deben apellidar con el epíteto de lechoso
·         Cuando se requiere ejecutar labores dispendiosas, aburridoras, arduas, prolongadas, más conocidas como mamonas, el responsable de su ejecución le pone ese oficio a alguien más pequeño que él, quien quedará exhausto, aburrido y más seco que una almendra. A este proceso se le denomina “sacar la leche”
·         Mientras el subalterno se dedica a las labores asignadas, el jefe se remite a las fuentes, con enorme deleite.

Sacar la leche, se infiere entonces, corresponde a un trabajo arduo,
dedicado y laborioso y tiene como resultado, dejar vacío al
aportante y  exhausto el extrayente y a pesar de ello, a todos muy a
gusto con el resultado, sin lugar a dudas.

1 comentários:

  • 27 de junio de 2020, 6:48 a.m.
    Rudolf says:

    No , a quien le cabe en la mente pensar en ordeñar almendras? O otros frutos.diminutos.por que.lo comparan con el acto de los mamíferos,dan muchas vueltas para una conclusión que si usted es del pueblo entenderá.don't like

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