Vaginotilapia

La piscitranssección reconstructiva

La tilapia es un pez que vive en el agua, tanto dulce como salada y puede acostumbrarse a aguas poco oxigenadas. Posee una amplia disponibilidad de colores y de sabores, todos a pescado. Y, pues tiene unos rojos y carnosos labios, que resultan muy llamativos. 

Se produce y se reproduce en regiones tropicales, donde consigue condiciones propicias para eso. Posee extraordinarias cualidades, como crecimiento apurado, tolerancia al ambiente, adaptación al cautiverio y a un gran número de comidas, resistencia a diversas enfermedades, suministro de carne tierna de calidad muy apetecible y, por eso, amplia aceptación entre sus comensales. Por todo ello ha despertado gran interés en el campo comercial, hasta el punto de que se ha propuesto que cada quien se pueda “comer su tilapia de cada día”.

Si bien diversos investigadores habían encontrado que la piel de tilapia es un maravilloso material para el tratamiento de pacientes quemados o víctimas del cáncer, unos científicos aún más avezados alcanzaron un logro muy superior al demostrar que es el sustituto idóneo para crearles una vagina a quienes la requieren, pero que son víctimas de la ausencia total de donantes o que se resisten a aceptar una donación, por temor a las malas costumbres que pueda traer la donada, como le ocurrió a un paciente trans, que fue el primero en beneficiarse de este trabajo meticuloso (ver noticia del 23 de abril de 2019).

Afortunadamente, se ha encontrado en la piel de la tilapia un estupendo sustituto del tejido vaginal gracias a otras propiedades excepcionales, como su alta concentración de un tipo especial de colágeno (lo que, como efecto colateral, evita que el/la paciente ande por ahí persiguiendo muchachitos) su bajo contenido de grasas trans (por eso se escogió al paciente mencionado), su gran adaptabilidad al tejido humano, su retractilidad y, por ende, su facilidad para efectuar movimientos del tipo "escurridizo" ante estímulos externos (especialmente táctiles) y, sobre todo, a que dicho tejido, una vez implantado, exhibe suavidad, tibieza, alta hidratación y gran sensibilidad, cosas todas que emulan y hacen recordar con cariño a la versión predecesora.

Los galenos escogieron precisamente la piel de este pez no solo por sus atributos técnicos, sino también por su amplia disponibilidad en el mercado, pues hay productores locales tanto de poca como de gran envergadura. 

También pesaron mucho otros aspectos como su olor sui generis, que generó inicialmente gran inquietud, pero que finalmente mostró gran afinidad allí, así como el hecho de que casi no tiene espinas, lo cual constituye una ventaja evidente, pues evita el riesgo de accidentes vaginopunzantes.

Ante el descomunal avance quirúrgico que supone este tipo de implantes, se ha abierto todo un campo de estudio y ya hay ensayos en curso con otros tejidos madre para otros tejidos huérfanos. Tal es el caso de las pruebas piloto para reemplazar ciertas mucosas con piel de boa constrictor, y en el cual están cifradas las esperanzas de muchos pacientes que impacientes esperan los resultados de las primeras pruebas, pues les resulta excitante saber que la piel de los ofidios se ensancha cuando se quieren tlagal algo glande, como dicen los pueltoliqueños.

También, sucede con el trasplante de lengua (que se creía imposible según lo tratamos en la innovación quirúrgica), pero que parece ahora abrirse hacia adelante gracias a las excelsas propiedades de las lenguas de iguana y de camaleón, que son largas, coloreadas, carrasposas, versátiles y sabrosas, según afirman quienes las han probado.

Esperemos que estos ingentes esfuerzos de la ciencia no sean torpedeados por los infaltables defensores de los animales, tan de moda en estos tiempos.