Ante las innumerables consultas
que recibimos a diario de atribulados y confundidos maridos que no tienen claro
cómo funcionan los matripuntos y, por ende, se ven en grandes dificultades a la
hora de hacerlos valer ante su pareja, hemos decidido brindarles unas
aclaraciones a esos pobres ilusos, fruto de nuestras investigaciones sobre el
tema, en este post, con la esperanza de que a ninguno le vayan a llegar post mortem.
Lo primero que hay que dejar en
claro es que el sistema de los matripuntos funciona de una manera del todo
aleatoria.
Tiene similitudes con el de los
puntos de los almacenes de cadena, los de las licencias de conducción de
algunos países y otros varios, en cuanto que usted acumula puntos positivos si
se porta bien, pero si comete alguna infracción, no repite su conducta adecuada
o deja pasar mucho tiempo, pierde sus puntos sin remedio, en una cantidad que
es proporcional a la gravedad de su falta.
Las dificultades arrancan cuando
usted no es consciente de que los parámetros de asignación, de recompensa o de pérdida
se definen al otro lado, sin consultarle y, lo más terrible, la cosa esa de los
matripuntos, a diferencia de los términos y condiciones de los otros puntos, se
maneja sin que usted sepa cómo, con un oscuro reglamento previo, que usted
aceptó sin darse cuenta al firmar la partida de matrimonio o simplemente con el
primer beso.
Es por ello que usted debe
entender que hay una gran diferencia entre el número de puntos que cree haber
ganado por una acción noble y valerosa, versus los que ella en realidad le ha asignado,
que al final son los que cuentan.
Por ejemplo, algunos incautos pueden
llegar a pensar que entrar a la casa con un ramo de rosas de semáforo les
brinda muchos matripuntos, pero no: si las flores no llevan un anexo del tipo
de un reloj o una joya de marca o unos pasajes a un destino con playa, el ingenuo
tenedor recibirá una pichurria de puntos. Usted puede estimar la cifra obtenida
si logra observar bien el disimulado gesto de desdén que acompaña a la
asignación.
Tampoco, como creen muchos,
téngalo claro, levantar medias o calzoncillos del suelo o limpiar el bizcocho
luego de haberlo visitado (cosas que para él resultan relevantes), brindan
tantos matripuntos como para que pueda salir sin objeciones, un domingo por la
mañana. Ni lo sueñe.
Si bien usted puede lograr unos
cuántos puntos con acciones tan coquetas como llevarla a una cena romántica,
con velas y trío, si usted propone que el trío no sea de cuerdas sino con una
amiga o vecina, no solo perderá automáticamente los puntos obtenidos en ese
tiro, sino los que haya conseguido durante el último año; del mismo modo, será
recompensado con muchos matripuntos si se levanta a las tres de la mañana a
sacarle los gases al bebé, pero perderá tres veces más si los gases que saca
son los suyos.
Por ejemplo, si quiere conseguir
los matripuntos necesarios para obtener un permiso para irse de farra un sábado
o solo a jugar tejo o disfrutar con sus amigos de un tercer tiempo luego de un
partido, sin el acoso celular, debe esforzarse mucho, sudar la gota gorda y
tragarse un sapo grande. Para eso se requieren altas dosis de varonidad, mucha
humildad y gestos de nobleza extrema, como recibir con genuina alegría y un cálido
beso en la mejilla a la suegra, preparar el almuerzo familiar y lavar la loza.
O, puede ser, mamarse una sesión de cuatro horas de compra de zapatos, bolso y
cinturón con invitación a almorzar, postre incluido, haciendo cara de ponqué, todo
con total sinceridad y serenidad (al mejor estilo de la vergüenza del gremio).
Otros aspectos clave son que los
matripuntos se obtienen por compras muy superiores al salario mínimo, no son
acumulables con otras promociones, se pueden perder fácilmente por cosas tan
simples como contestar “humm” a una pregunta de ella y no se pueden redimir ni
canjear por premios, como muy tarde vino a saber un amigo de Cúcuta, en cuyo
velorio nos enteramos de que pretendió canjear los matripuntos que creía tener
acumulados, por millas para hacerle la vuelta a una amiga suya.
De otra parte, es desconcertante
saber que no existe un sistema invariable de registro ni de conteo de los
puntos, así que usted nunca puede tener certeza del acumulado que lleva ni de
en qué momento se perdieron si todo iba tan bien.
Pero no se ilusione pensando que
puede convertirse en un magnate de los matripuntos a punta de pinta, labia y
billetera: esos puntos son perecederos y duran lo mismo que un buñuelo caliente
a la salida de una escuela, como decía la abuelita o lo mismo que un frasco de
Popper, en la misma escuela, como se dice hoy. Y, qué horror: usted nunca sabrá
cómo ni cuándo los perdió.
Quienes creen que existe la ley
de la compensación se han inventado que les asignan puntos a ellas (y que por
eso lo de matri), pero según diversos testimonios, se otorgan con mucha más
generosidad y por asuntos muy prosaicos. Algunos de los eventos más comentados
y que mayor puntaje otorgan son los relacionados con la cerveza que se brinda
en medio de un partido, la coqueta picada con la cual se recibe a los amigos
que vienen a jugar cartas o la echada de muela espontánea.
Ese tipo de puntos se multiplica
por dos y hasta por tres si la picada se acompaña de bebidas y la doña las recambia al ritmo adecuado
durante el partido o la partida, si la cerveza está helada (que el vaso sude) o
si la muela es aplicada en un lugar inopinado como el carro, un ascensor o la
sala de la casa de los papás de ella.
Entendemos cuán complejo es todo este
asunto, así que, para resolver semejante quebradero de cabezas, estamos
desarrollando una app, basada en testimonios de diferentes calibres y tenores y
hasta de barítonos, que entregue de forma automática el conteo de los
matripuntos en tiempo real y que estará muy pronto a disposición de nuestros
lectores en la red.
Estén atentos.
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30 de agosto de 2019
Matripuntos
,
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Excelente artículo. Y muy acertado. Gracias por la labor social.
Amigo .con las mujeres es complicado porque ellas acomodan Todo según su estado anímico,hormonal,sus creencias religiosas etc.ser juicioso no basta