10 de agosto de 2023

Cocido boyacense

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El descosido descocido 


La apnea es una palabra que define griegamente el acto de dejar de respirar durante 10 o más segundos, o sea quedarse "sin aliento", una o varias veces, por querer o porque se dio. Ocurre de forma voluntaria cuando un mal gas inunda el ambiente, cuando alguien se quiere quitar el hipo autoahogándose, consensuada, en prácticas sexuales extremas como las del actor de la película Kill Bill que terminó en Kill David, involuntaria en algunos trastornos del sueño que se presentan cuando se tiene la soga al cuello o, forzada, cuando se tiene una soga atada al cuello, o debido a la inmersión de la cabeza en una alberca, cuando un malandro le quiere hacer confesar algo a alguien. 


Pero, hay quienes practican la apnea como ejercicio, solo para pegarle una vaciada a una jarra de cinco litros de cerveza o para aguantarse que su jarretona le pegue una vaciada de cinco minutos, sin chistar. Y hay quienes olímpicamente la han convertido en un deporte, por la vacua diversión de sentirse atleta al sumergirse en el mar con sólo una careta y dos aletas. Los medios especializados comentan que varios récords mundiales de la inmersión a pulmón libre los detenta un ruso.


Un ruso local, que trabaja en la construcción de un edificio inteligente en la capital, cuando se enteró de esta noticia en una hoja de periódico, decidió practicar ese deporte en la laguna de su natal Tota, Boyacá. Para él, el asunto era sencillo, pues como los demás rusos, podía dedicarse, no a la inmersión sino a la sumersión a grandes profundidades y durante el mayor tiempo posible. Al fin y al cabo, estoy entrenado bajando litros de cerveza a fondo blanco y aguantando vaciadas sin medidas, pensó.


Motivado por su aspiración de aparecer en cuanto noticiero escrito y audiovisual pudieran ver sus compatriotas, para figurar y dejar muy en alto los colores de su bandera y los de su tierra natal, llegó en un bote al centro de la laguna, se despojó de su ruana y, sin ningún equipo ni preparación, descendió a pulmón libre hasta el fondo.


Con lo que no contaba es con que, al ser presionado por el agua, el cuerpo sufre unos inverosímiles cambios físicos, como que los pulmones se reducen al tamaño de dos arvejas, el intestino queda convertido en un cubio, los riñones se transforman en un par de habas, el hígado queda como una chugua, el estómago se convierte en un nabo y el páncreas queda muy parecido a una ibia, así que todos sus entresijos finalmente se transmutaron en un cocido barométrico, no porque se hubieran cocinado, pues hace un frio muy berriondo allá abajo, sino porque, sometidos a esa olla pitadora, resultaron implotados y al final se obtuvo un cocido de boyacense descosido.


Lo cual vino a ser la triste desventura de un descocido boyacense aventurero.


1 comentários:

  • 12 de agosto de 2023, 6:52 a.m.
    Rudolf says:

    Bastante fcti el cuento,no hay correlación entre el cocido boyacence, y una muerte por asfixia, los boyacences son gente berracas que superarían la prueba y luego celebrarían con un buen cocido de su tierra

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