Supermaní

La belleza es interior

Cuando un enjuto aborigen apareció muerto en un puesto de frontera, la joven médica que ejercía su práctica asistencial acudió a hacer la autopsia, pero a medida que avanzaba en el procedimiento encontraba con sorpresa, que cada uno de los órganos que iba estudiando estaba en óptimas condiciones. Luego de hurgar hasta el límite, lo que más llamó su atención fue lo suave, rosadita y hasta agradable textura de la capa interna de los conductos gastrointestinales del occiso. 

Decidió entonces averiguar qué se comía el difunto y luego de encuestar a los familiares y relacionados, se enteró de que el sujeto solo se alimentaba de una clase particular de maní. Luego de estudiar en la bibliografía, consultó a diversos botánicos, quienes le dijeron que era una trepadora y hermafrodita, conocida en el ámbito fitosanitario como Plukenetia volubilis.

Empecinada en llegar hasta el final y desentrañar el enigma de las entrañas del sujeto, se dedicó a estudiar el tema. Encontró una tesis doctoral de la Universidad de Cornell donde se develaba que este es un supermaní que contiene cantidades ingentes de proteínas como no se ha conocido hasta hoy en alimento alguno y es una fuente maravillosa de antioxidantes, vitaminas, minerales, sales, carbohidratos y de grasas polinsaturadas como omega 3 y sus ilustres múltiplos, las grasas de las buenas, según nos han enseñado los nutricionistas.

Se dedicó entonces con absoluto frenesí a estudiar las propiedades de la planta, las causas del deterioro de cada órgano, el envejecimiento y la muerte y se obsesionó pensando que estaba frente a la fuente de la eterna juventud.

A partir de sus investigaciones empezó una estricta dieta basada solo en extractos, jugos, cremas, sopas y aromáticas de la volubilis. Y continuó con infusiones del vegetal para lavarse las manos y el cabello, prepararse emplastos y mascarillas e incluso se bañaba cada mañana en una tina colmada de hojas y flores de la planta. Y en las noches, antes de acostarse, se tomaba una agüita de plukenetia.

Después de dos años de ese régimen la joven murió. En su partida de defunción se registraba como causa de la muerte “Falla sistémica generalizada debida a deshidratación profunda ocasionada por consumo excesivo de sacha inchi”. En una nota a pie de página se leía, escrito a mano “sacha inchi: expresión quechua que significa mea por detrás”