25 de febrero de 2022

La golosa

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Rayuela rayada


A la llegada del trabajo a casa, me esperaba mi hijita de siete años con una gran sorpresa. Le habían puesto una tarea en el colegio con el fabuloso enunciado: “Esta tarea es para que la hagas junto con tu papito y convertirla en un hermoso momento en familia”.


Me aterrorizó pensar que debía atender la creatividad de la maestra, devolviéndome a lo de la suma de fraccionarios o repasar el mapa de África y sus accidentes que nunca vamos a conocer en la realidad o dibujar una pintoresca escena de una aldea chibcha (algo así como Choachí, pero sin servicios públicos).


No. La tarea planteada era "pídele a tu papito que te explique un juego de los que él jugaba cuando tenía tu edad y juéguenlo en familia". El quebradero de cabeza fue que, luego de cavilar mucho, me pareció que una niñita de hoy no encontraría gusto alguno en rodar un aro con un palito, darle patadas a un tarro de leche condensada, apostar lo de las onces en un montículo con cinco huecos o cascarle con tizas o bolas de papel al nerdo del salón (todos esos, insumos que no iba a encontrar hoy en día). Además, viéndolo bien, no serían buena influencia para un niño, niña o adolescente y podría echarme encima a alguna defensoría de infancia.


No tuve más remedio que rememorar la “golosa”. Este tenía ventajas pues era preferentemente para las niñas, no implicaba nada de agresividad e involucraba actividad física y matemáticas, amén de servir como introducción al Excel. Pero, no era algo en lo que yo fuera experto, pues solo recordaba que había que saltar en un pie sobre un tablero numérico dibujado en el suelo, sin pisar raya. Decidí que estaría perfecto investigar los detalles en Internet para salir velozmente del asunto y quedar como un padre tierno, proactivo y eficiente.


Senté la niña en mis rodillas y, con gran emoción le expliqué que le iba a mostrar un juego superdivertido que solíamos practicar cuando éramos niños, durante horas, pues se puede jugar en cualquier parte sin que se requiera nada especial: solo tener muchas ganas de pasarla rico con los amiguitos, nada más. Mientras ensalzaba lo maravilloso de esas vivencias, fui tecleando en el buscador “golosa”.


Se abrió una página con ventanas emergentes y sonidos muy nítidos emitidos por diferentes tipos de chicas, sí, muy golosas ellas, haciendo diferentes juegos y malabares, pero no aptos para menores de edad. Intenté echar reversa apresuradamente, pero el resultado fue que se abrían más y más páginas y ventanas con chicas muy atrevidas y golosas, cada vez más hambrientas y ruidosas.


Presa del pánico, no supe cuál opción utilizar: si apagar el sonido, abrir alguna página conocida (Wikipedia o algo así) para tapar lo que estaba surgiendo sin parar en la pantalla o desconectar el aparato. Pero nada funcionaba pues el computador adquirió vida propia y se abrían páginas y ventanas emergentes, que se multiplicaban con cada tecla que yo oprimía y se fue armando un pandemonio de sonidos e imágenes a cual más de atrevidas y grotescas sin que yo pudiese encontrar forma de parar ese frenesí informático. Ahí si no se bloqueó ni se reinició, ni se apagó como suele suceder cuando estoy haciendo una presentación para un cliente importante o el reporte de fin de año.


Tuve que multiplicarme para bajar a la niña, taparle los ojos y los oídos, cerrar el computador y hablar duro para disimular la tormenta de gemidos que el infernal aparato seguía emitiendo sin cesar, como si lo estuvieran masacrando.


Le dije que mejor saliéramos a la calle, que con mis recuerdos de infancia podríamos hacer juntos ese juego. La niña me miró raro y me dijo "no gracias" y se fue gritando maaaamaaaaá, con lo cual pude anticipar la tormenta que se me vendría en unos minutos.


El computador seguía aullando de placer y yo me quedé pensando “Mejor haberle explicado lo de las escondidas americanas”…


3 comentários to “La golosa”

  • 26 de febrero de 2022, 5:36 a.m.
    Rudolf says:

    Tengo un amigo que más joven andaba con chicas muy golosas, y su computadora estaba infestada de virus que le llegaban en las páginas xxx ,que acostumbraba a ver pues el hombre era un poco adicto al sexo talvez esto no fue con cuento de ficción sino una anecdota

  • 26 de febrero de 2022, 7:25 a.m.

    Que coincidencia, porque me parece saber a que amigo se refiere #Rudolff

  • 26 de febrero de 2022, 8:04 a.m.
    Rudolf says:

    Al ver el título de esta semana rayuela rayada , recordé que entre amigos el término ojo rayado le caía como anillo al dedo. Ahí le dejo tema para otro blog avp

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