De allá para acá para más allá o para el más allá
Se han estado publicando, comentando y memetiando las desgracias de miles de migrantes extranjeros que nadie vio pasar antes y que, luego de llegar caminando desde el otro lado del mar, han quedado atorados en el Tapón del Darién y no han podido continuar su tortuoso y torturoso viaje hacia el norte del continente americano.
La sonada y resonada crisis humanitaria esconde la ignorancia de quienes comandan este comercio de almas, particularmente del principio fundamental de la geometría que dice: "la distancia más corta entre dos puntos es una línea recta", pues basta con observar un mapa y conocer la procedencia de los migrantes para saber que están tomando una ruta que parece recomendada con el mismo espíritu con que el lobo aconsejó a Caperucita.
Y así como es evidente que ignoran las sabias enseñanzas de Euclides, resulta a todas luces claro que tampoco les importa nada la geografía, porque la ruta para llegar al anhelado destino podría atravesar regiones menos inhóspitas del continente en lugar de someter a esta pobre gente a enfrentar el temible Tapón del Darién.
Por otra parte, si se trata de mostrarles unas bellas playas y que disfruten de un hermoso mar antes de ser comidos por un jaguar, la malaria o los caimanes de río, pues sí, entonces sí están en el lugar correcto, aunque cuesta un poco imaginarse que alguien tratando de escapar de una situación desesperada tenga tiempo y ánimo para disfrutar esas playas paradisíacas.
Pareciera más bien que se ha llevado a un extremo de perversión el viejo truco del taxista que, para embaucar al turista, le lleva por el camino más largo con el solo propósito de incrementar el precio de sus servicios. Solo eso explicaría que se obligue a una caminata desde el extremo sur del país hasta el Caribe, a alguien que viene … ¡del Caribe!!
Cualquiera que sea la oscura motivación de los traficantes que han producido este flujo inexplicable de personas, de seguro tendrá entre sus consecuencias que las siguientes oleadas, cuando se enteren de la suerte de sus antecesores, no van a querer seguirles los pasos y preferirán quedarse elevando los índices de miseria que tanto esfuerzo le ha costado al gobierno bajar, y los de inseguridad, que no hay decreto que haya podido reducir.
Por fin veo una publicación de un tema real,y no sola fantasía, bien por esa .,mi amigo ya tendrá su novela para el premio de Alfaguara?
Apreciado Rodolfo
Gracias por tus comentarios. De nuevo, la realidad siempre supera a la ficción
Y,a través de la ficción, resulta menos dolorosa cuando no sabemos, ante una realidad, si llorar o regir
Cierto