Ética circunstancial

Si no está bien es tamal

La Ética es la parte de la Filosofía que estudia la relación del comportamiento humano con lo que está bien y lo que está mal, con lo bueno y lo malo.

Pero, sin meternos en discusiones espinosas, vamos con esta historia que nos trajo un amigo cucuteño y con el dilema ético que le produjo. Mucho nos gustaría que nuestros lectores agreguen sus comentarios éticos al final, en la sección correspondiente.

Caminábamos con un amigo por una calle de barrio, conversando alegremente, cuando vimos que, delante de nosotros, a unos diez metros iba en la misma dirección una muchacha. Comentamos entonces sobre tal visión y determinamos que, por su uniforme, se trataba de una empleada doméstica; discutimos sobre lo que llevaba en la mano y coincidimos que era una bolsa plástica con víveres; de pronto notamos que dejó caer algo que llevaba en la otra mano 

Cuando alcanzamos el punto del caimiento, encontramos que el caído era un arrugado billete de $ 20.000. Mi amigo se agachó en el acto, lo recogió, y se lo guardó en un bolsillo. pero la chica debió notar el gesto, revisó su mano, se dio cuenta de la falta del billete, se devolvió hacia nosotros y preguntó: ¿muchachos, no vieron un billete que se me cayó al piso? Mi amigo, totalmente inexpresivo y sin mirar a ningún lado, se limitó a decir: no.

La muchacha no dijo nada más. Bajó su mirada, suspiró y, con un dejo de tristeza, giró y continuó su camino. Mi amigo y yo nos quedamos inmóviles y en silencio hasta cuando ella desapareció en la esquina. Los tres sabíamos lo que había sucedido, pero ninguno emitió una sola palabra.

Mentalmente, yo me debatía entre la lealtad con mi amigo, a quien jamás pondría en evidencia pues comparto con él toda mi vida social (aparte de mí, no paso más tiempo con ninguna otra persona) y la pena por la pobre muchacha, quien quizás no tenía otra reserva de dinero o si no era suyo, tendría que pagar su pérdida.

En mi cabeza se inició un debate, con imaginarios estrado, jurado y abogados acusador y defensor, quienes se cruzaban argumentos y juicios a favor y en contra de los protagonistas:

Eso le pasa por descuidada. Esa no es forma de cargar ni de cuidar el dinero.

Pero, cómo es que él no reconoce que sí, que tiene el billete y lo devuelve.

Él no se lo quitó: se lo encontró botado en el suelo.

Ella se dio cuenta de que se cayó el billete ¿Por qué no exigió su devolución?

Además, lo conozco desde hace tiempo; es una buena persona y es honesto.

Quizás ni siquiera estaba segura de si llevaba o no ese billete.

Pero, ella necesita ese dinero más que él.

A ella quizás nunca más la vuelva a ver, en cambio con él nos vemos casi a diario.

Pero, hubiera sido más justo decirle a ella: Mentiras, es broma; sí, mi amigo lo recogió.

¿Y dejarlo en evidencia frente a una extraña? 

La chica dejó caer el billete, consciente o inconscientemente o sea que se quería deshacer de él.

Son solo $20.000 que no van a enriquecer ni a empobrecer a nadie.

Pero, es que el tipo mintió descaradamente, ni siquiera pestañeó.

¿Vale la pena seguir siendo amigo de un tipo como ese?

¿Acaso usted nunca ha mentido o ha violado una norma?

Yo creo que mi amigo en el fondo quería darle una lección a esa muchacha.

No se las dé de santo, que usted también tiene sus historias; 

Además, no fue un asalto, él no le arrebató nada, sólo recogió algo que se encontró abandonado en el piso.

Quién sabe quién carajos sea esa vieja. Que se joda.

Me atormentaban estas y otras ideas y emociones encontradas y contradictorias, mientras caminamos algunas cuadras más, pero se me pasaron con la empanada y gaseosa que mi amigo invitó.