¿Acaso no sabe usted qué significa LGBTTTQIA?
Me encargaron de que, respondiendo a las nuevas políticas oficiales, la inclusión fuera una meta importante en el mapa de procesos de la empresa donde trabajo. Ahí empezaron mis desgracias. Para adelantar la tarea encomendada, debí ocuparme de saber cuáles son los grupos que hay que incluir. Al principio supuse que sería algo muy fácil: cuántos hombres y cuántas mujeres, una proyección para igualar los porcentajes y ya. Pero, resulta que aquellos que atienden por la ventanilla de atrás o aquellas que se aficionan por las de su mismo género deben tener representación equitativa.
La niña de la recepción, al enterarse de mi trabajo, me comunicó que ella era de las L y también me comentó que el vicepresidente financiero jugaba en el grupo G. Con esta información en mente, realicé un simple cálculo estadístico y, considerando que actualmente el 5 % de la población es L y otro 5 % es G, decidí hacer una repartición proporcional para incluir estos dos grupos y proponer que en la empresa se debían contratar, por política, el 45 % de hombres, otro tanto de mujeres y un 5 % para cada segmento de L y G respectivamente.
Pero entonces, uno de los celadores me increpó con altanería y me dijo que debía tener en cuenta a los travestis como él, que eran porteros de día y porteras de noche, luchando en ambas jornadas parando bolas. Ahí iba otro grupo. Entonces, como es absolutamente difícil saber quién es travesti y quién no, a juzgar por las pintas que se ven en la calle, me di cuenta de que tendría que meter mucha estadística y, para facilitarme la vida, decidí aplicar los preceptos del viejo Salomón y repartir mi recomendación de nómina entre 5 grupos, por partes iguales: 20 % para cada uno.
Pero, como los chismes vuelan, me salió al paso un ejecutivo comercial, quien me confesó en voz baja que él era Bi, es decir, jugaba a tres bandas o como dicen, de vez en cuando se le moja la canoa. Había, pues, encontrado un sexto grupo para incluir, porque como él mismo argumentó, quién sabe cuántos andan por ahí dándoselas de muy machitos y se despluman con una pola.
En el almuerzo me abordó Diana, la de tesorería, para preguntarme ¿Y usted sí sabe quiénes somos los T?. Yo le dije que eso se refiere a los travestis y que ya estaban incluidos, pero no: ella se destapó contándome que hace unos años ella era Diano, pero que se había operado como bien se podía notar en los atributos que la adornaban. Recordé la historia del reversazo genital y no tuve más remedio que sumar un grupo más a mi ahora abundante documento para la propuesta.
Ya tenía muy adelantado el borrador de mi trabajo cuando en el noticiero hablaron de una mujer transgénero que había sido apuñalada por detrás porque un tipo la confundió con un amigo que le debía plata. Ahí me enteré de que esta es otra T y que, aunque se parece a la de transexual en el hecho de que se refiere a un ser de un género distinto al del cuerpo que habita, como es el caso de Diana, el transgénero simplemente no quiere cambiar su aspecto físico. He ahí otro grupo a considerar.
Y entonces llegó el día del orgullo gay, celebración que ya está incluida en el calendario de fiestas patronales y que ya se ha convertido en orgullo LGTTTBIQA, así que me di a la tarea de averiguar qué había detrás de las otras letras, nuevas para mí.
Los I, que yo creía que eran los que gustan del sexo Interracial, resulta que son aquellos que combinan características biológicas masculinas y femeninas, como cromosomas o genitales, por lo que la definición específica de su sexo biológico resulta ambigua. La Intersexualidad es una condición biológica, francamente Inespecífica, Inesperada y obviamente, Incomprendida. Me correspondía luchar por ellos, así que los Incluí.
Con la Q sí quedé fuera de foco, porque este grupo incluye personas que viven su identidad de género y su orientación sexual de manera fluida, sin sentir la necesidad de adoptar ninguna denominación en particular. Por ello, una persona Queer transita entre la identidad de género, la expresión de género y la orientación sexual. Todavía me pregunto si soy Queer y, por si las moscas, decidí incluir este grupo también, no fuera a ser que me quedara sin puesto.
Y entonces me tocó lidiar con la A, que corresponde a los Asexuados, aquellos seres que no se sienten atraídos por ninguno de los grupos referidos, una especie de ateos del sexo, que vagan por el mundo buscando satisfacer ese instinto primario de manera despreocupada, acaso animal o que de pronto se encariñan con cualquier agujero negro, sin darle importancia al lugar o el propietario y sin reparar en cosas vanas y superfluas como las relaciones interpersonales. Otro grupo para considerar, dado que esta tendencia se nota en crecimiento entre los jóvenes de hoy.
Para no quitarle peso a ninguno de los grupos decidí presentar mi propuesta asignando proporciones iguales a cada uno, es decir, los procesos de selección y reclutamiento debían propender por involucrar a los 11 grupos de la sigla, más los hombres y mujeres, todos por igual.
Para mi desgracia, la propuesta fue rechazada enfáticamente porque dejaba de lado los pansexuales, los demisexuales, las minorías afro e indígenas, los verdes, los veganos, los antiglutenianos, los diabéticos, los defensores del acuerdo de París, los recicladores, los amantes de las mascotas, los hipertensos, los millenials, los obesos, los fitness, los…..
Fue entonces cuando renuncié a mi cargo.
O sea que hoy en día usted es un pobre marica desempleado?
😄👍