En el desorden está la paz
La entropía es una variable termodinámica que mide la energía que no puede convertirse en trabajo. En términos filosóficos, la entropía es la medida del caos, el desorden, la vagancia, una forma elegante y eufemística, hasta cariñosa si se quiere, de denominar a un desperdicio.
Lo preocupante del término es que la entropía está en aumento permanente y se hace mayor en la medida en que un sistema se acerca a su estado de equilibrio, lo que explica entre otras muchas cosas aquello de que "el vicio paga"
Considere por ejemplo el hecho de que el cuerpo humano tiene un orificio de entrada y cerca de dos millones de salida, visto únicamente desde la perspectiva del aparato digestivo. Esto significa que de todo lo que comemos sólo una pequeña fracción se utiliza productivamente y el resto se expele en forma de desperdicio líquido, sólido y gaseoso. Es decir, nuestro sistema expele una cantidad muy grande de energía no aprovechada para poder estar tranquilo y funcionar adecuadamente.
Hablando desordenadamente, para ser consecuentes con el tema, la rumba, la guachafita, el coqueteo, la algarabía y en general, el desorden que vemos con frecuencia en nuestro medio, tienen su origen en esta variable termodinámica y es por eso que cuando todo va bien, lo ascienden en el trabajo, compró carro nuevo, los niños sobresalen en el colegio, su mujer se ve cada día más guapa, en fin, todo parece estar en armonía y el universo le sonríe, algo inexplicable hasta ahora lo lleva a buscarse problemas y romper ese equilibrio: la entropía.
Resulta entonces que esa energía acumulada, inútil, fruto de un estado de paz interior, presiona por salir y desbordarse y es ahí cuando aparecen las tentaciones, que lo único que hacen es ayudarle a liberar esa presión, como la válvula de la olla pitadora.
Esto ocurre con todos los sistemas, desde los microscópicos hasta el infinito y más allá. Por eso el universo se expande, por eso ocurren los terremotos, por eso existen las guerras, por eso aún hoy, incluso en las sociedades más liberales, existe la prostitución y por eso un caprichoso ARN libre y desocupado que andaba suelto por ahí nos paraliza la vida. Todos ellos son mecanismos de liberación de esa energía para que el caos vuelva a reinar.
¿Cómo evitar entonces lo que parece inevitable? Muy fácil: aléjese del equilibrio. Mantenga un poquito de picante en la casa, que nadie crea que todo está asegurado. Échele un vinito a la cosa de cuando en cuando, contradiga, arme un zafarrancho una que otra vez, aunque sea sólo por llevar la contraria y alejarse así del estado entrópico. No diga siempre que sí. De vez en cuando no haga caso y nade contra la corriente. Bien decía mi abuelita: "de las aguas mansas líbranos señor"
Conocí un amigo de Bogotá que le encantaba desafiar la entropia ,por un tiempo lo disfrutó , pero se pasó de nota y la vida le mando sendos castigos, para aterrizarlo en la realidad.aun anda cascado...