Melómanos somos todos, en mayor o menor medida, ya que la música está presente en nuestras vidas a cada momento, en todos los segundos, en todas las visiones.
Google lo sabe y por eso ha diseñado un motor de búsqueda musical para que no me olvides y me recuerdes cuando esté lejos.
El único requisito (tenía que haber alguno) es saberse al menos quince segundos de la letra de la canción buscada, así sea la última canción que cante para ti.
El algoritmo es tan bueno que incluso, si el usuario no se sabe la letra, pero recuerda la melodía, puede acceder a la música con un lalaland, tururú, sisisi, cucurrucucú o el simple twisted nerve.
Aún no se ha desarrollado (pero estén seguros de que para allá van) métodos que permitan encontrar la canción del tipo este, bajito, de pelo negro o la de la mona gringa de ojos claros que cantó en los grammys hace unos años o la del reguetonero que dice algo como perrea, sacúdelo, siéntelo mami o aquella que fue tema de una novela mexicana en la que la protagonista era una huérfana. Esto va a tomar un poco de tiempo, más todo pasa, todo pasará.
Lo otro que quizás tome más tiempo es reducir los quince segundos a cinco, ya que tararear toda esa eternidad (como resaltamos en la fracción de segundo), aunque no lo parezca, puede ser tan complicado como pagar un minuto de tu amor con siglos de dolor.
Pero definitivamente lo más difícil si va a ser encontrarle coincidencias para alguien desafinado, que cree que silba o canta o peor aún, que se cree el émulo de Sandro o Vicente e insiste en mal entonar su melodía aunque vaya por otro camino y jamás le ayude el destino.
Como efecto colateral se logra, por ejemplo, que un novel cantautor evite incurrir en plagio si antes expone su composición al motor de búsqueda, esperando obtener algo como no hay coincidencias, como tú no hay dos, aunque me cueste la vida o tú eres la única.
La otra buena idea es que cuando no sepa qué canción dedicar, busque esa que dice algo como te amo demasiado, sin ti no moriré, te quiero con locura, eres todo para mí, amiga mía o mi vida eres tú y ahí le van a salir todas las opciones posibles.
Uno puede decirle al algoritmo este que por qué se fue y por qué murió, pero no hace falta si al final de este viaje se puede encontrar a la que se fue (como la paloma) y todo a pulmón, toooodo a pulmoooon.
Este es otro significativo avance de la tecnología que busca (literalmente), evitarnos cualquier esfuerzo mental y tener que usar nuestra memoria para recordar algo tan simple como un nombre (ya ni siquiera borracho te recuerdo, diremos dentro de poco), con lo cual estaremos dando otro paso hacia el apocalíptico futuro en el que los humanos no tengamos nada que hacer (todo nos lo hace un algoritmo) y nuestro cerebro esté como lo vaticinó el maestro Geles, como una hoja en blanco.
A los amigos de este blog que se esfuerzan por traernos una historia cada semana, que hacen las cosas por amor al arte les recuerdo que deben cambiar el ship buscando un perfil más comercial en el que empresas o particulares puedan pautar.se que son más preparados que la liendres,epa Colombia y otros galas mal llamados influencers,pero ellos tienen los seguidores ...ánimo pues