4 de septiembre de 2020

Fracción de segundo

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El lapso del lapazo 

Una fracción de segundo no alcanza a ser un segundo. ¿Será que es un tercero? Lo cierto es que cuando transcurre un tiempo corto, no falta quien lo mirdesde un cierto ángulo y le parezca muy largo. 

Por ejemplo, si usted va conduciendo su vehículo y no arranca inmediatamente, tan pronto como el semáforo cambia a verde, solo transcurrirá una fracción de segundo para que al idiota que va en el carro de atrás le parezca que fue muy largo esperar todo ese rato y se pegue a su pito de forma inmisericorde. 

Para un condenado a la silla eléctrica, la fracción de segundo que transcurre entre la orden impartida y su ejecución de bajar la palanca de contacto eléctrico para que la corriente haga de las suyas con su pobre humanidad, será un instante eterno. 

Ni hablar de la angustia que empieza en el vientre y va ascendiendo hasta los oídos y el cerebro, durante esa fracción de segundo que transcurre para el paracaidista, pero que a él le parece una eternidad, en la cual cae, pero en la cuenta de que no fue él quien preparó el paracaídas antes de subirse por allá. 

Y a cualquier mortal común y corriente, le llena de pavor la fracción de segundo que transcurre entre ese instante cuando el frío lo recorre pues el oído le avisa que se encendió el más sofisticado, tecnificado, aséptico y refinado instrumento de tortura inventado por el hombre: la fresa del odontólogo y ese otro, esperado y sorpresivo al mismo tiempo, cuando el temido dispositivo hace contacto con cualquier recodo bucal de la víctima, quien al final solo puede resignarse a pagar y dar las gracias. 

A propósito de películas de terror, están esos momentos dramáticos cuando la protagonista, contrariando la recomendación de su coprotagonista abre la puerta o baja la escalera y de repente la toma salta de su rostro petrificado al del monstruo, engendro o asesino en serie que le da nombre al filme. O cuando el niño víctima de una pesadilla oprime el interruptor y la luz se demora años en llenar la habitación. También, el del tierno varón que le regaló a escondidas un baby doll a su amante y desea contemplarla en todo su esplendor, caminando lentamente o el del ingenuo marido que llegó muy tarde esa noche y se dirige al lecho en puntillas tratando de no ser descubierto. 

Pero de todas esas fracciones de segundo increíblemente largas y angustiantes que elevan los niveles adrenalínicos hasta el límite de la resistencia del cuerpo produciendo estados de paroxismo sin nombre, la que sin duda constituye el grado supremola fracción de segundo más perturbadora y dramática de todo el conjunto universal de fracciones de segundo posibles es lo que en Pídase la otra hemos denominado el lapso del lapazo”. Ese en el cual su cabeza siente una violenta descarga que le cae de forma inmisericorde y hace que el frío le fría el cerebro. 

Ese lapso es terriblemente corto. Su piel lo presiente cuando usted escucha el sonido inconfundible que le anuncia que ahí viene. La corriente fluye, desplaza el aire y busca con celeridad la boquilla del tubo o las perforaciones de ese embudo invertido que parece que lo mira burlón al tiempo que lo señala amenazante. Como si estuviera en una clase de zumba, usted se retira al rincón más alejado y entonces, levantando exageradamente los pies, se arrepiente y regresa a graduar las llaves. Ahí es cuando cesa el gorgoreo en el tubo y el chorro helado, cortante, punzante y contundente golpea su cabeza. 

Lo peor de esta situación es que sin importar si usted pretende bañarse con agua caliente, el palazo frío lo va a recibir de todas formas; a menos, claro, que quiera arriesgarse en una osada maniobra a recibir quemaduras de tercer grado en algunas partes de su cuerpo (sobre todo las más nobles y queridas) al abrir solo el agua caliente. Un detalle para considerar es que de los hogares de este país que tienen agua corriente, el 80 % no posee mecanismos para calentarla y que hay un 5 % adicional de sadomasoquistas que teniendo cómo, prefieren someterse a este vejamen para su cuerpo y que, además, como gran manifestación cultural ¡lo hacen a diario! 

Estas reflexiones no incluyen a los habitantes de tierras cálidas ni a quienes mantienen la costumbre ancestral de bañarse a totumadas. 




2 comentários to “Fracción de segundo”

  • 5 de septiembre de 2020, 5:09 a.m.
    Unknown says:

    En un segundo opinó. !!

  • 5 de septiembre de 2020, 3:55 p.m.
    Rudolf says:

    Más de un segundo para leer esto ,no encuentro.sentido.....dont' like

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