No hay envidia de la buena y envidia de la mala como piensan muchos: hay nvidia y hay envidia.
Nvidia es una compañía que se dedica a desarrollar y fabricar chucherías para celulares y computadores y su evolución los ha convertido en el blanco de la envidia de todos sus competidores.
La envidia, por otra parte, es un sentimiento humano que aparece cuando alguien desea para sí algo que otro tiene y le resulta imposible de obtener. A partir de ese momento, lo va a desear con mayor ahínco y aparecerán el rencor y un anhelo, renovado cada día, de que el otro sea desgraciado con eso que él sí posee.
Así que el cuento ese de “envidia de la buena”, solo es creíble si quien lo dice se refiere es a que siente envidia de una mujer que es ajena, pero que está muy buena o, porque el otro tiene en su PC una tarjeta Nvidia, de las buenas.
La cosa es de tal tamaño, que Gregorio el Magno incluyó la envidia en su lista de pecados capitales; hoy sabemos que ella es capaz de incitar y avivar los otros seis, pues al ver con envidia lo que otro disfruta el corazón se llena de avaricia y pronto le da paso a la ira; pero ante la impotencia para tener, por chungo o por pobre, lo ajeno, el pecador se sume en la pereza, a la cual sigue la gula. Entonces, comienza a desear todo lo del próximo, sobre todo la mujer, lo cual irremediablemente le lleva a la lujuria y por último a la soberbia, que solo le permite desearle el mal al otro.
Y, como todas las obras del demonio, este pecado se ha vuelto peor con el tiempo: no solo se envidia lo que otro tiene, sino también lo que alguno es, lo que alguien más puede decir, lo que algotro piensa o el éxito profesional que ha obtenido el de más allá. Todo es susceptible de ser envidiado y siempre habrá un envidiador, carcomido por todos los pecados capitales y los vicios, pues nada bueno puede ofrecer un patinchado, perdedor, fracasado, arrastrado, infeliz, bueno para nada y que al afirmar que siente “envidia de la buena” solo le agrega a sus muchos pecados, la hipocresía.
Así que, para que la envidia sea auténtica es preferible que quien vaya a envidiarle algo a alguien se sienta orgulloso, se llene de ira y lo diga con toda su soberbia; que desee con avaricia extrema que al otro, con su cosa, la que sea, le vaya como a los perros en misa, que ojalá se atragante con ella hasta que explote y, si es su buena mujer, que la lujuria de ella lo haga infeliz y miserable a él y que el envidiado se inunde de pereza por dentro y por fuera.
Para evitar que el ácido envidioso lo corroa y poder continuar con su existencia miserable, el pecaminoso suele utilizar la técnica de minimizar aquello que le produce la envidia, la cual suele funcionar muy bien: “si, la india está buena, pero no es JLo” o “bonito el cacharro ese, pero nada como un Maserati” o “Cancún es agradable, pero nunca puede ser como Ibiza”, así el envidiante jamás haya pasado de la categoría gurre, nunca se haya subido a un convertible y no tenga ni idea de dónde queda Ibiza.
Clásico de un amigo mío,no la envidia ,sino la prosa,es como la música popular, que muchos la critican pero se saben y cantan las canciones
Este punto lo escribió miamigo de infancia y juventud a quien le deseo que mejore la pluma porque este estilo no lo llevará a un best seller