¡Todo lo que produce la mente humana es una farsa!
No vemos lo que vemos ni escuchamos lo que escuchamos sino lo que nuestro cerebro interpreta y luego nos hace creer, que, en general, solo son amañadas distorsiones de lo que sucede alrededor.
No vemos lo que vemos ni escuchamos lo que escuchamos sino lo que nuestro cerebro interpreta y luego nos hace creer, que, en general, solo son amañadas distorsiones de lo que sucede alrededor.
Para empeorar el asunto, nuestra experiencia vivida le aporta solo el 2 %, como máximo, a lo que creemos saber. Lo demás que tenemos en la mollera nos lo contaron en clase, lo imaginamos, lo soñamos o es la suma de los chismes que leímos, escuchamos o vimos en una película así que, con certeza, solo es un costalado de mentiras.
Por todo eso, resulta sorprendente y hasta inverosímil que se le atribuya tanta importancia a la verdad y que a su opuesta se le considere fuente de maldad y de desgracias para todo ser humano.
Esta ha sido la raíz de la desconfianza e históricamente, ha conducido a que se destinen inmensos recursos a garantizar que cuando alguien diga algo, se le pueda creer.
Cada civilización, antigua o reciente, ha utilizado sus métodos para aprovechar aquello de que el mentiroso le va a ganar al cojo en caer. Algunas ciencias, como la programación neurolingüística, les han mostrado a los servicios de inteligencia, la policía, la mafia y las esposas celosas el valor de la simple observación de los gestos de un interrogado. Se sabe que es fácil determinar si está mintiendo, porque se toca la nariz, evade la mirada, le tiembla la voz, balbucea, duda al responder, se contradice o da una versión distinta a la de otro testigo (que suele ser un amigo a quien no se le alcanzó a advertir cuál era la versión que había que dar).
Pero como todo esto ya es de conocimiento público, es fácil prepararse para no caer, de manera que ha sido necesario buscar métodos menos subjetivos y de más difícil manipulación, como el afamado y ampliamente utilizado en el siglo pasado: el pentotal sódico, más conocido como suero de la verdad.
El pentotal se puede administrar intravenosa, intramuscular o intranalgalmente, así que con solo preguntarle al interrogado por donde quiere que le entre, ya se tendrán pistas de cómo irá el interrogatorio. Básicamente, ejerce efectos de apendejamiento y quiebre de la voluntad, pues eleva los niveles de importaculina a valores muy altos, de manera que resultará muy fácil que el paciente, convertido en un ente, acepte todo lo que le digan y confiese hasta lo más escabroso.
A decir verdad, las mujeres han utilizado desde mucho más atrás y de forma totalmente natural, técnicas mucho más poderosas, mucho más efectivas y mucho más duraderas, que producen resultados mucho más certeros, sin los detestables efectos farmacológicos secundarios y que en lugar de un oscuro y maloliente calabozo normalmente se aplican en cualquier alcoba, intrapiernalmente o por vía oral en casos especiales. Y, como hemos visto en las películas, el reo accede y cae, sin tanto drama.
El caso es que el famoso suero de la verdad terminó desprestigiado, paradójicamente, porque el acusado resultaba diciendo lo que el interrogador quería escuchar y firmando la declaración que le pusieran por delante.
Aprovechando el advenimiento de la electrónica, fue desarrollado un nuevo mecanismo: el detector de mentiras, que permite determinar los síntomas asociados al engaño con un gran número de sensores que miden efectos cardíacos, respiratorios, sudoratorios y oculatorios. Al principio cojearon muchos mentirosos, pero cuando todos supieron cómo funcionaba de verdad esa máquina, ya no se dejaron caer de nuevo. Hoy en día ese fabuloso invento solo sirve para que entregue una evidencia impresa de lo que se intentó hacer, sin éxito.
Tanta ciencia y tanto sudor, sangre y lágrimas y la verdad es que el verdadero suero de la verdad dio inicio a la civilización cuando lo inventó Noé. El alcohol en sus múltiples variedades y grados es un preparado natural, que se administra por vía oral preferentemente, sin efectos secundarios permanentes, individualizable, pues para cada uno hay su preferido, solo o acompañado, frío o al clima pero siempre en buena compañía (con amigos está bien pero con amiguitas es demoledor), con música (mucho más efectiva si es en vivo) y en el ambiente adecuado (piscina, palmeras, brisa marina) y en la dosis correcta llevará al investigado a que de modo natural y espontáneo se empelote por dentro y por fuera, sin ninguna reserva, que confiese lo que sea menester y firme lo que le digan.
Si no lo ha probado, no lo dude. Como sucede con la prueba del Platón, método infalible, toda la verdad saldrá a flote. Solo tiene que utilizar la frase mágica: “Pídase la otra”
Tanta ciencia y tanto sudor, sangre y lágrimas y la verdad es que el verdadero suero de la verdad dio inicio a la civilización cuando lo inventó Noé. El alcohol en sus múltiples variedades y grados es un preparado natural, que se administra por vía oral preferentemente, sin efectos secundarios permanentes, individualizable, pues para cada uno hay su preferido, solo o acompañado, frío o al clima pero siempre en buena compañía (con amigos está bien pero con amiguitas es demoledor), con música (mucho más efectiva si es en vivo) y en el ambiente adecuado (piscina, palmeras, brisa marina) y en la dosis correcta llevará al investigado a que de modo natural y espontáneo se empelote por dentro y por fuera, sin ninguna reserva, que confiese lo que sea menester y firme lo que le digan.
Si no lo ha probado, no lo dude. Como sucede con la prueba del Platón, método infalible, toda la verdad saldrá a flote. Solo tiene que utilizar la frase mágica: “Pídase la otra”
No sé a veces se les alborota el populacho,y empiezan a inventar palabras o ha hablar como ñeros...don't like