22 de julio de 2020

Comida de pobres

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Si un rico te invita a comer, puedes estar seguro de que la comida eres tú 

Todos los grandes problemas de la sociedad actual se pueden resolver con una sola estrategia, muy sencilla: Comerse a los pobres. 

No en sentido figurado, sino literalmente, que los más pudientes se devoren a los que tienen menos. O, que los que no producen sirvan de alimento a los que sí lo hacen. 

Desde mediados del siglo XVIII se ha planteado un gran interrogante de la civilización humana: ¿Cómo alimentar a toda la población mundialHa estado claro de muy atrás, que no hay cama ni comida para tanta gente. No parece probable que la humanidad pueda atender, a un mismo tiempo, al precepto bíblico de “creced y multiplicaos”, al instinto de conservación de la especie, a la necesidad de que el planeta permanezca medianamente sano y a la existencia de un contrato social que permita el crecimiento equitativo de sus individuos.

Eso no es posible, porque se necesitarían cambios absurdos, como detener el desmedido afán depredador de la especie humana (que parece estar dispuesta a acabar con el planeta, sin contemplaciones), hacer que los pobres se reproduzcan a menor velocidad que los más pudientes (lo cual no sucede porque los primeros le apuntan a reproducirse sin miramientos, hasta que les suene la flauta con eso de que cada niño trae su pan debajo del brazo) o que el progreso no equivalga al aumento de la contaminación ambiental. Y ni pensar en la idea desquiciada de que los más privilegiados cedan parte de lo que han adquirido a las buenas y a las malas, para beneficiar a los ineptos que no han logrado nada. La solución está por los lados de disminuir la población y optimizar el uso de los recursos. 

Si la gran industria alimentaria, en lugar de ocuparse de cultivos, criaderos y demás campos de producción de insumos naturales y artificiales que le meten a los alimentos que venden hoy día se dedica simplemente a procesar carne de pobre, se resolverán de un solo tajo una gran cantidad de problemas ambientales, sociológicos, políticos y económicos. Veamos: 

La química nos enseña que “similar disuelve similar” así que no habría mayor compatibilidad para la nutrición de los humanos que el uso de componentes de humanos, como lo demuestra el hecho de que no hay mejor alimento para un neonato que la leche materna. Y dado que los nutriólogos han demostrado que “somos lo que comemos”, pues ya no se necesita más evidencia: los comensales se convertirán en seres más humanos que nunca y con un sistema inmune a toda prueba. 

El impacto ecológico positivo obtenido no tendrá precedentes, pues ya no será necesario producir, sacrificar, maltratar ni consumir animales (los animalistas por fin serán felices), se eliminarán en buena parte la deforestación y la huella de carbono, las fuentes hídricas quedarán cada día más limpias y la producción de desechos caerá estrepitosamente, tal como lo han venido pidiendo a gritos los ambientalistas. 

Las especies que hoy llegan a los mercados para ser consumidas, vivas o desolladas, se librarán del sacrificio y se eliminará el horripilante espectáculo de ese tipo de alimentación; como contraprestación, ya no transmitirán virus letales a los humanos. Los administradores de los sistemas sanitarios de todo el mundo verán cómo ahora pueden dar mejor uso a un enorme volumen de recursos económicos. 

Ya no habrá que dedicar tiempo y recursos a las discusiones entre los veganos, vegetarianos, vegetalistascarnívoros, neutrales y demás escuelas que pregonan qué comer y qué no. Se acabarán los grandes males pandémicos actuales como son la obesidad, la diabetes y la hipertensión. El promedio de vida del ser humano aumentará notoriamente, como lo sueñan la FAO y la OMS. 

Por sustracción de materia, se acabará la pobreza, pues ya solo subsistirán quienes sean estrictamente necesarios para desempeñar actividades vitales. Los economistas podrán entonces dedicarse a desarrollar formas de aumentar la rentabilidad de los ingentes recursos que se ahorrarán los sistemas monetarios de todos los países. El paraíso que añoran el Banco mundial y el BID.

Se abrirá un espacio sociológico para que, movidos por intereses altruistas y comunitarios, quienes prefieran ser comidos en lugar de pasar afugias, se ofrezcan voluntariamente para dar su aporte a la perpetuación de la especie, es decir, que dejen de ser parte del problema y se conviertan en solución. Fin a los problemas de suicidio, violencia intrafamiliar y otras cosas que mantienen preocupado al Bienestar familiar. 

Y quienes se nieguen, sin importar si son opositores fastidiosos, gente inútil o de esa que solo hace mucho ruido, podrán ser desaparecidos, pero como aportantes a una noble causa y sin que resulten desacreditados sus benéficos desaparecedores. Expresión total de la solidaridad. 

El gran escollo consiste en quién define cuál será la materia prima para las plantas de procesamiento de pobresya que cada uno considera que tiene sus candidatos, pero olvida que es el pobre de otro.

Finalmente, será el reducido círculo de quienes tienen más dinero y más poder, el que decida a quiénes se van a comer. Y punto. Sin más discusiones primará la eterna y consabida modalidad pregonada por los darwinistas de que “el pez grande se come al chico”. 

¿Será que ya está sucediendo y no nos hemos dado cuenta? 

4 comentários to “Comida de pobres”

  • 1 de agosto de 2020, 8:07 a.m.
    Unknown says:

    Y después AUTOFAGIA.

  • 1 de agosto de 2020, 10:37 a.m.

    Algo asi como que viva el canibalismo, Así sea que vivan como las vacas locas, por alimentarlas con carne de semejantes. Hummm.

  • 2 de agosto de 2020, 12:17 a.m.
    Darayam2 says:

    Y cuando se acaben los pobres ¿qué? ¿Que decida Slim si se come a Gates o que Trump decida ir a comer piedras a la luna solo con la compañía de Musk? Ese sistemita está destinado a perecer o a perdurar en el más rico. Al fin y al cabo un canibalismo mediocre que no trae nada bueno, o tal vez, algo bueno: solo un trago para divertirse rajando del más desventurado. Bueno que hps comamos entre hombres y mujeres nada más que viva la heterosexualidad. Jejjee

  • 2 de agosto de 2020, 7:06 a.m.
    Rudolf says:

    Es real y lo vemos todos los días,el pez grande comiendo al chico.

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