24 de abril de 2020

Clepsidra del Apocalipsis

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¿Luego, a qué horas era?
Como es sabido, a todos con el tiempo, nos llega la hora. Por eso todo el tiempo se le ha dado tanta importancia a medir el tiempo, con lo que sea que se tenga a la mano o, a la vista, como la arena, el agua, el sol, unas piedras y hasta las estrellas.

Y, en tiempos más recientes, este se mide con cosas que no están ni a la mano ni a la vista pero sí al alcance de la tecnología y de la imaginación de los científicos. Es así como a mitad del siglo pasado, unos físicos nucleares y varios premios Nobel, decidieron medir cuánto tiempo le queda a la humanidad sobre este mundo y crearon el Reloj del juicio final.

Por aquel entonces los relojes eran de cuerda, pero ellos se inventaron un novedoso reloj al cual le daba cuerda el temor a una hecatombe nuclear, la principal amenaza para la especie humana que se conocía en ese momento.

En realidad lo que buscaban era generar conciencia de cuánto daño le ha infligido el hombre al planeta y cuánto tiempo más podrá aguantarlo este, hasta el punto de que el viejo refrán que reza “no hay mal que dure cien años”, después de unos cuantos siglos, vendría a decir “y no hay planeta que lo resista”. Y definieron, de manera simbólica, que si quienes detentan el poder, seguían como venían, a la humanidad solo le quedaban unas pocas horas de vida.

Hoy se sabe que el dichoso reloj solo se atrasa un segundo cada trescientos años, aunque aún faltaría esperar más de dos siglos para verificarlo; no hay que darle cuerda y, gracias a complicados algoritmos se actualiza por sí mismo. Pero, la amenaza nuclear ya no es la única opción que dará lugar a la extinción de la humanidad, sufrida y doliente, sino que ahora existen otras que no conocieron los creadores de hace ya casi un siglo, como la escapada de la capa de ozono, el cambio climático, el efecto invernadero, el auge del reguetón, la proliferación de los youtubers, el poder dictatorial de las redes sociales, los pavorosos efectos del gluten y el incremento excremental del plástico en los mares, por mencionar solo las más temidas.

Cuando fue creado el reloj, faltaban unas pocas horas para el final, pero desde hace unos cuantos años solo quedaban algunos minutos y en el año 2020 tan solo restan 100 segundos para que se desate el apocalipsis. Es decir que, si usted lee bien y rápido, quizás haya llegado hasta esta parte del texto (descontando que nos haya tenido suficiente paciencia), aunque lo más probable es que ya nuestra especie está extinta y que nadie pudo saber cuánto tiempo le quedaba sobre la Tierra.



Afortunadamente este rincón del Universo desde el cual escribimos, es un paraíso donde el tiempo transcurre lento y todo nos llega tarde, así que muy probablemente nos enteraremos como diez años después, de que la humanidad ya se extinguió y que el ignorado reloj se paró porque se quedó sin energía. Siga pues, leyendo tranquilo, con calma, que por fortuna los habitantes de aquí llegamos tarde a todas las citas, incluyendo la del apocalipsis. Los de acá estarán entonces entre los últimos humanos que desaparezcan de la faz de La Tierra.

Así que, pídase la otra, despídase de quien corresponda y espere tranquilo que, como dicen muchos, el final está cerca, pero eso no es problema suyo y de todas maneras, no se va a dar cuenta.


2 comentários to “Clepsidra del Apocalipsis”

  • 25 de abril de 2020, 6:19 a.m.
    Rudolf says:

    Bien otra semana cumpliendo con la cita, los quiero ver sacándole jugo a su blog, para eso son bien imaginativos. Pero no dejen que el reloj se pare...

  • 25 de abril de 2020, 11:59 a.m.

    Me gusto en especial esos riesgos tan vigentes cono el reteton, youtubers o el plástico por todas partes.

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