8 de mayo de 2020

Bukake

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¿ta kokeka?


Iko Yoshida, un noble señor de la época pre Imperial del Japón, salió un día según era su costumbre, a cazar ciervos en uno de sus tantos bosques aledaños a su palacio, pero poco después de partir se dio cuenta de que había dejado su monocular en sus aposentos y, por una infortunada confabulación del destino, en lugar de enviar a uno de sus siervos, como correspondía según su rango, decidió regresar él mismo a buscar su adminículo.

Justo al ingresar a su alcoba encontróse con que su mujer discutía acaloradamente con uno de sus lugartenientes sobre su sexo (lo que vino a llamarse sexo oral), pero a palo seco, es decir, sin estar bebiendo nada en absoluto. Al señor, el comportamiento de su esposa le pareció inapropiado, pues no era con su señor con quien dialogaba, pero sobre todo le indignó que con él no lo hacía con tanta vehemencia como la que estaba mostrando en ese momento, así que, en lugar de cortarle la cabeza, como se acostumbraba en estos casos (y, como sí lo hizo con el interlocutor de su señora), decidió que aprovecharía las excelsas dotes de locución de su dama, así que, como castigo, la puso a transmitir eventos de cuanto tipo se le ocurría y para cuanta emisora local y nacional se le atravesara y la rodeó de todos los micrófonos que pudo encontrar a la mano para que narrara sin cuartel y sin descanso, a todas horas y en todas las formas, posiciones y estilos posibles, haciendo que fuera irradiada de cuantas emisiones sucedieran.

Para ello la amarró desnuda a un palo en la plaza del pueblo para que todo hombre que pasara y quisiese tener con ella un conversatorio, pudiese hacerlo libremente, descargándole su verborrea sin recato ni consideración alguna, práctica que devino en una costumbre que le dio al castigo un giro inesperado por don Iko.

Esta secular herencia se ha desparramado por todos los continentes y por acá se la conoce como emisión a través de la voz del guamo, radiodifusora que goza de gran acogida entre los amantes de ciertas prácticas sexuales de uso cotidiano, muy apetecidas y acostumbradas.

El mencionado castigo se hizo de uso común en tiempos posteriores, debido a las dotes de parlanchinas de las mujeres niponas, pero también devino en otras costumbres de diversa índole, muy empleadas en estos días, según se nos ha dicho:

La primera de ellas es la práctica grupal, que conserva el nombre ancestral de bukake y se ha constituido en un fetiche muy común dentro del escabroso mundo de la pornografía. Paradójicamente, en el cine pornográfico japonés se diseminó esa tradición oral debido a que, no solo se hacía cada vez más popular el ya mencionado castigo, sino que a los cineastas nipones se les prohibió exhibir órganos sexuales descubiertos en sus películas.

Otra secuela del bukake es el muy popular y conocido karaoke, en el cual surgen artistas espontáneos y espontáneas que, sin importarles si tienen el talento o no, se disputan un micrófono y se abalanzan sobre él sin miramientos, para esparcir sonidos que no resultan ser los más afortunados, la mayoría de las veces.

De otra parte, no debe confundirse el término bukake con Bukale, cierto lugar del mundo donde, aunque es muy probable que se haga el bukake, no hay evidencia de ello y nadie sabe qué tanta gracia les haría a los bukaleños que los confundan con los bukakeños, sin importar si se aplican o no a estas prácticas, ni cuánto.

Una bukakeña de gran recordación ha sido la famosa Cicciolina, quien fue conocida en principio como actriz porno y después como parlamentaria, labores ambas en las cuales se destacó de gran manera por su capacidad oratoria, su manejo sinigual de los micrófonos y por conseguir sus propósitos con modus operandi muy similares, pues fue siempre muy parlanchina e introducía sonados desórdenes en los eventos grupales de los que hacía parte, en ambos entornos.

Lo curioso del asunto es que el pobre señor Yoshida jamás pudo imaginar las enormes aplicaciones prácticas y comerciales que iba a tener su original castigo en los siglos venideros.










2 comentários to “Bukake”

  • 10 de mayo de 2020, 2:32 a.m.

    Jajajaja que ingenio para tratar este tema, que muy poco se mwnciona aunque paradójicamente este en boca de todos !!!

  • 12 de mayo de 2020, 1:03 p.m.
    Rudolf says:

    De la psiquis del autor al papel. De los placeres de unas amigas ese.hablar por micrófono.las costeñas dicen si quieres conservar tu marido tienes que cantar......

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