Oración para las cuatro semanas

No mires nuestros pecados sino la fe de tu hinchada

En la antigua cultura samurái se acostumbraba que al mensajero portador de malas noticias se le cortaba la cabeza ¡la cabeza! Qué mala costumbre. Y, sí, si uno recibe una mala, bien mala noticia, el primer instinto es el de cortarle al mensajero la cabeza.

Tal vez por eso es que resulta bien difícil dar ciertas noticias cuando el presente mensajero presiente que quien reciba la noticia va a sufrir mucho, a hacer malos gestos, a lanzar improperios, hasta de grueso calibre y acaso maldiga la vida del mensajero o la suya propia y que, en casos aberrantes, presentará cuadros depresivos innombrables.

Pero, si esto mismo y cosas aún peores le pueden pasar, ya no a una, sino a miles de personas, la cosa se torna muy complicada, pues es de carácter social y lleva a que la decisión de dar la tal noticia se posponga más de lo debido.

No obstante, los autores de “Pídase la otra” estamos convencidos de que la verdad e incluso la pos verdad (así sean crudas y desgarradoras, como las que hemos visto desfilar por acá durante el presente año), deben sobrepasar los malos designios y darle paso al bien común.

Por tal motivo y, confiando en no generar un pánico desbordado ni disturbios callejeros ni, peor aún, el colapso de la red como cuando vio la luz nuestra edición del tercer aniversario (haga clic aquí para revivirlo), debemos contarles a nuestros miles de fans que vamos a hacer un interruptus navideño….

Sí, es así: como lo están pensando, vamos a tener un mes de sequía y desasosiego. Del 21 de diciembre al 18 de enero, ¡¡Cuatro largas semanas sin saber de nosotros!!

Se tenía que decir, se iba a decir y se dijo. Cuando paren de berrear y se calmen, respiren profundo una tres veces, métanse un buñuelo caliente a la boca, piensen en algo lindo y traten de pasar las mejores festividades que la pena les permita. Ojalá el duelo, la nostalgia y el llanto pasen pronto y pronto puedan nuestros innumerables lectores consolarse con la alegría que nos depara la nueva venida de un nuevo año a partir de enero, como en cada año nuevo.

Nuestros deseos son que casen más a Chris (Merry Christmas) y ¡Felices llantas! (And happy good year) que, de seguro saldrán después de la francachela y la comilona que se avecinan.

Estén esperándonos, que estaremos esperándolos y mientras tanto, ¡Pídanse la otra!