13 de septiembre de 2019

Felicidad Interna Bruta

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No es lo que tienes sino lo que sientes

La productividad de un país se mide con el PIB (Producto Interno Bruto), que no es otra cosa que el valor, en dólares, de todo lo que logran producir todos los brutos que están internos en ese país en particular, cifra que les permite a otros conocer qué tanto estarían en capacidad de consumirle esos burros y si vale la pena dedicarles tiempo y dinero a esa vuelta, cuando quieran venderles cosas que no necesitan.

Obviamente, mientras más grande sea el producto y más internos y más brutos sean los del país, mejor ranqueado quedará este ante los ojos y las garras de los buitres financieros que, para ese efecto, se autodenominan calificadores del riesgo.

Es algo así como si una bandada de chulos discutiera previamente a cuál presa caerle en primer lugar dependiendo de la calidad y cantidad de carnita que se le vea (producción) y del grado de descomposición de la misma (corrupción), factor este que, aunque no se muestra en la ecuación ni en los reportes, sí es definitivo para lo de terminar la vuelta.

Ante lo tanático de tal escenario, un rebelde gobernante de un paradisíaco reino decidió que, en lugar de la cantidad producida, lo que se debe medir es el grado de satisfacción y estableció la FIB (Felicidad Interna Bruta) como el indicador de qué tan contentos andan los internos brutos con lo poco o mucho que logren producir y consumir.

Dicho indicador se basa en aspectos como el uso del tiempo, la salud y el ocio, la educación y la cultura, la igualdad y la conservación del medio ambiente, entre otros y, dado que no se relaciona con el grado de satisfacción que se tiene con lo que se tiene, sino con el grado de complacencia con lo que se es (un enfoque más acorde con la perspectiva de la presa), pues ha resultado ser del total desagrado de los depredadores.

La diferencia fundamental entre el PIB y la FIB radica en que el primero es un parámetro cuantitativo mientras que la segunda es una valoración cualitativa obtenida por medio de una encuesta de 150 preguntas que se le hace a cada habitante y quien no la responde es un infeliz. Sobra decir que luego de la vigésima pregunta todos los encuestados responden SI, estoy feliz de terminar esta encuesta.

Ya entrando al manido tema ese de la gobernanza, la FIB se acerca más a conceptos como el del paraíso terrenal perdido y al del eterno paraíso. En tierra, como lo promete la democracia y en la otra vida, como lo promete la religión.

Si consideramos que, por un lado, el paraíso original era un lugar donde todo estaba a la mano, no había que trabajar (el trabajo lo hizo Dios como un castigo después), ni que vestirse (lo de la hoja de parra fue más un capricho relacionado con la moda) sino solo deambular por ahí disfrutando del paisaje, comiendo lo que se atravesara, fornicando como fuente básica de entretención (el paraíso era para eso), mejor dicho, de paseo, en vacaciones permanentes y que, por el otro lado, el eterno paraíso que se promete para premiar a quienes se porten bien es eso mismo, pero a posteriori, se concluye que la FIB viene a ser un indicador de qué tan cerca está cualquier país, de ese idílico lugar.

Y al aplicarlo a la realidad de cada día de muchos, en la cual casi no hay trabajo, se come lo que se atraviesa, se deambula por ahí disfrutando del paisaje y se fornica como fuente única de entretención, hay que ubicar a este país en el top ranking de la FIB, pues este es el país más feliz de la tierra, sus habitantes son más que felices con lo que tienen y lo que son y solo les faltan su par de alas para no caerse y su arpa, para no tocar solo órgano.

Y si, por el otro lado, nos apegamos a la definición de PIB y no a la de FIB, de nuevo las cifras van a mostrar que en este país se produce por encima del promedio regional, se trabaja como burro, se deambula por las calles sin ningún orden y por eso es el mejor ranqueado. Es decir, sus habitantes están hechos.


2 comentários to “Felicidad Interna Bruta”

  • 14 de septiembre de 2019, 1:12 p.m.
    Rudolf says:

    Mi amigo se deleita mezclando la realidad con la ficción,se puede tener un alto FIB, viviendo en un sitio con bajo PIB, pero si eres de apellido Maduro o Cabello....o eres un tuerto en país de ciegos

  • 28 de septiembre de 2019, 10:29 a.m.

    De nuevo lo original e ingenioso del escrito, sumerge en una realidad fantástica al estilo de Macondo y sus actividades y personajes.Me gusto !!!

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