Leche con miel o carne con chili: Cómo caer y quedar arriba
Por los siglos de los siglos ha sido
sabido, sin lugar a dudas, que el diablo fue originalmente un ángel llamado
Lucifer (nombre que significa “el que lleva la luz” o sea, Codensa en latín);
este era el ser más bello de toda la creación, por lo cual se le conocía
también como Luzbel, pero cayó en desgracia y fue lanzado a los infiernos:
¡tiquete directo a la paila mocha!
Pues bien, investigaciones recientes y sus
hallazgos han llevado a conocer ciertos detalles que ponemos hoy a disposición
de nuestra hinchada. Por ejemplo, que hasta entonces no existía el infierno y
que no hubo un solo demonio, sino que fue algo así como la tercera parte de los
ángeles que había entonces, la que pasó a conformar las huestes infernales.
Según un reconocido teólogo (cuyo nombre
debemos mantener oculto, por temor a la ira divina) resultó que Luzbel, la
maravilla de angelito a quien nada le gustaba tanto como espichar, andaba un
día por ahí sin tener ni qué ni a quién y se le dio por espichar una partícula
subatómica, específicamente, un bosón. Como consecuencia se armó la supergorda,
conocida ahora como supernova y se desató un caos celestial equivalente a un
tsunami, pero cósmico, o sea sin agua. Luego de que el arcángel Miguel logró
dominar ese pandemónium e imponer de nuevo el orden, fue a reportarle al jefe y
le dijo que un inadaptado se había puesto a crear un universo paralelo.
Entonces el creador montó en cólera (en el
antiguo testamento monta en eso cada dos o tres páginas) y entre rayos y
centellas, gritaba y tronaba que cómo era posible que después de tantos siglos
y tanto cariño, el preferido suyo ese no hubiera aprendido a comportarse en
comunidad, que cómo pretendía parecerse a él, que era un igualado, que quería
conseguir regalado todo lo que él había hecho…
Resolvió que, por usurpación de cargo,
desconocimiento de la propiedad intelectual, abuso de confianza y falsificación
de derechos de autor y, para que no se le subieran tanto los humos, le quitaba
a Lucifer todas sus propiedades, como la luz, las alas blancas, la belleza, la
voz melodiosa, la figura estilizada y la dulzura y lo condenaba a las
profundidades del infierno, recién creado para él. Y, encima, con unos cachos
como no se han conocido otros en la historia. Desde entonces, al hecho de
querer crear un universo paralelo se le denomina poner cachos.
Esta versión, tan aceptada hasta ahora en
el mundo científico, no explica por qué, si el de la metida de pata fue Luzbel,
toda una horda de ángeles salió del cielo. Por ello ha surgido una nueva
corriente que sostiene que la drasticidad de la sanción provocó una revuelta
contra el sistema de gobierno autocrático, castigador y vengativo que se les
había impuesto hasta entonces a las criaturas celestiales y que el ahora
autodenominado Satán, junto con un conciliábulo de seis amigos, dieron un
aullido de independencia y decidieron “abrirse del parche” y montar rancho
aparte, cada uno con su legión particular.
Así, esos demonios fundaron el principado
de los siete, escogieron cada uno su color de los siete del arco iris, su día
de los siete de la semana, su pecado capital, su enano (robado a Blanca Nieves)
y se rifaron los meses del año para que cada uno tuviera su mes de gracia,
durante el cual hace de las suyas según sus respectivas gracias.
O sea, que el querube no fue despedido,
sino que renunció y se fue con sus solidarios amigos a los confines, a
ofrecerles a los mortales una alternativa muy diferente para su plan de retiro.
Para resumir, los demonios cambiaron la autocracia por la democracia, las
normas por la mafia, la leche y la miel por el chili con carne, las alitas
virginales por las de pollo con salsa BBQ, las buenas costumbres por el sexo
desbordado, el contado por el crédito, la penitencia por la opulencia, la luz
de las estrellas por un estrober de discoteca, los sonidos del arpa por el
regetón, la abstinencia por la concupiscencia, el suplicio por la prepagada y
el agua por el vino, la cerveza y el vodka.
En otras palabras, la vida eterna por el
goce pagano.