Si no sabe tutear, ¿para qué se metes?
Un amigo de Cúcuta nos contó de un amigo
suyo que se ganó una beca para un curso de negocios en una reputada universidad
del exterior. Resultó que al final del curso, un fabricante de relojes del
mayor reconocimiento mundial, lo llevó como becario para su área comercial, no
tanto por las calificaciones que obtuvo, ni por su experiencia local como
vendedor de un concesionario de vehículos sino, sobre todo, como parte de un
convenio entre la universidad y la firma, que obligaba a esta última a darle
una palomita a algún novato del tercer mundo, al menos durante un semestre.
Un par de meses después de
haberlo enganchado y dictarle su entrenamiento (en inglés), el júnior fue
invitado a la oficina del jefe de ventas para hacerle su primer encargo de
campo (básicamente porque todo el staff de sénior de la firma estaba en
diferentes partes del mundo, atendiendo jeques, expresidentes de países del
primer mundo, tenistas de Grand Slam y pilotos de Fórmula
uno).
- Vas
a contactar a un muy reconocido y famoso jugador de la Champions League, le
dijo el jefe, para ofrecerle el nuevo reloj de nuestra exclusiva colección de
verano. Él va a estar un par de días hospedado en el Waldorf. En ese tiempo
debes aproximártele, entablar amistad y venderle nuestro producto. Prepara tu
entrevista de ventas y me la presentas mañana a las 8 am. Yo voy a ser tu
sparring.
El hombre salió disparado a
donde su amigo cucuteño, a pedirle prestada la tarjeta para conseguir el
atuendo necesario para enfrentar a su primer cliente, con la promesa de hacer
la devolución con las comisiones logradas en este, su primer éxito comercial.
Ropa de Armani, zapatos Ferragamo y el alquiler de un Porsche agotaron en
minutos el cupo de la tarjeta black. Ahora sólo hacía falta definir
la estrategia comercial.
A continuación se dedicó a
memorizar muy bien las características del producto, como la caja en oro macizo
de 24 quilates, las manecillas en platino adornadas con diamantes Swarovski y
el corazón en titanio de la maquinaria, junto a la importante innovación de su
conectividad vía wifi, la simultaneidad de horarios de tres continentes, los
tipos de alarma y la alta resistencia, por ejemplo, tanto al agua, cuando se
está en el yate, como a la abrasión de la arena, si se está participando en una
válida del Paris-Dakar.
Como estrategia de acercamiento, se le ocurrió en primera instancia buscar al deportista en el bar, pedirle al mesero que le llevara un whisky (o lo que estuviera tomando), con cargo a su cuenta y una vez lograra su atención, lo invitaría a sentarse a su lado, con el típico ademán de palmotear varias veces la silla y agregar la seña de “venga para acá”.
Una vez roto el hielo y cuando la conversación hubiese superado la sección de alabanzas, abordaría el tema de lo rápido que pasa el tiempo y lo importante que es medirlo con precisión para ofrecerle al hombre la retoma de su actual reloj como parte de pago del nuevo. Y, por si hubiese algún reparo por el precio, ofrecería el pago en 12 cómodas cuotas mensuales, sin intereses, sin estudio de crédito, ni fiador ni nada y, para su mayor comodidad, descontándolos directamente de su nómina, como se estila en las libranzas locales. Su as bajo la manga incluía el obsequio de una boleta para la rifa de un viaje a Paris y un paseo en limusina si compraba tres o más unidades del producto.
Como estrategia de acercamiento, se le ocurrió en primera instancia buscar al deportista en el bar, pedirle al mesero que le llevara un whisky (o lo que estuviera tomando), con cargo a su cuenta y una vez lograra su atención, lo invitaría a sentarse a su lado, con el típico ademán de palmotear varias veces la silla y agregar la seña de “venga para acá”.
Una vez roto el hielo y cuando la conversación hubiese superado la sección de alabanzas, abordaría el tema de lo rápido que pasa el tiempo y lo importante que es medirlo con precisión para ofrecerle al hombre la retoma de su actual reloj como parte de pago del nuevo. Y, por si hubiese algún reparo por el precio, ofrecería el pago en 12 cómodas cuotas mensuales, sin intereses, sin estudio de crédito, ni fiador ni nada y, para su mayor comodidad, descontándolos directamente de su nómina, como se estila en las libranzas locales. Su as bajo la manga incluía el obsequio de una boleta para la rifa de un viaje a Paris y un paseo en limusina si compraba tres o más unidades del producto.
Luego de presentar su
estratégico plan comercial, el practicante fue despedido y nuestro amigo anda
buscando a un fulano bien vestido para que le pague una importante cifra en
dólares que le debe.
Jajajajaja pregunta : está historia es real? 😄😄
Dear Unknown:
Aunque no es nuestra política responder a los comentarios anónimos, esta es una pregunta muy importante.
Para nosotros la realidad siempre supera a la ficción.