No basta con llegar
primero. También hay que saber llegar
Se anunció recientemente la firma de un convenio entre una empresa
estadounidense y las agencias espaciales de Colombia y Ecuador, en virtud del
cual estos países podrán, no solo llevar a sus nacionales a la Luna
(evidenciando que lo que se vio en 1969 no fue un montaje de Hollywood) sino
también demostrar que, efectivamente, la Luna sí existe.
Un punto clave fue definir la ubicación de la plataforma de
lanzamiento, pues se planteó en principio que Colombia, gracias a sus dos mares
parecía más adecuada para facilitar la importación de piezas desde todas las
latitudes del planeta. Sin embargo, se prefirió a Ecuador, ya que su posición
sobre la línea ecuatorial permitirá que la nave salga del ombligo mismo del
planeta, posición que representa un significativo ahorro de combustible, con la
consecuente disminución de costos.
A propósito del combustible, se planteó en principio utilizar
hidrógeno como propulsor para aprovechar la excepcional riqueza hídrica de la
Amazonía compartida, pero el impacto ambiental estimado (se iban a quedar
muchos árboles sin agua) llevó a inclinar la balanza en favor del petróleo,
combustible fósil que abunda en el subsuelo de los dos países. Esto, como
efecto colateral, impulsará sus respectivas economías.
La tripulación estará compuesta por tres naturales de cada país, los
cuales ya fueron seleccionados y están en proceso de entrenamiento:
Por parte de Ecuador se escogieron dos indígenas de las etnias más
representativas del país y un diputado de la Asamblea Nacional.
Por su parte Colombia, fiel a su principio
de igualdad de género, decidió que al definir la tripulación se debía priorizar
la equidad sexual, así que serán enviados: 1) Una mujer líder comunitaria y
cabeza de familia, designada por la Junta Directiva del ICBF, 2) Un abogado
especializado en Derecho Procesal con énfasis en procesos de extinción de
dominio y de restitución de tierras, quien fue elegido por meritocracia por el
Senado de la República y 3) Un representante de la comunidad trans, elegido por la Asociación
Nacional de Estilistas y la Comunidad del Anillo y quien será el miembro
castrense de la tripulación.
El histórico lanzamiento se realizará entre el 15 de marzo de 2021 y
el 21 de mayo de 2023. Si bien cualquier día de ese lapso sería adecuado, la
fecha definitiva dependerá no solo de los debates y estudios que harán las
corporaciones legislativas de cada nación, sino de cuánta plata quede después
de las consabidas apropiaciones presupuestales que deben realizar los
colegiados para aprobar los proyectos financieros con los cuales se podrá
apoyar la expedición.
La buena noticia es que una importante bancada del Senado de
Colombia logró que se creara la Agencia Intergaláctica del Transporte Espacial,
AGITE, para la cual se nombró como director ejecutivo a un destacado
exministro, quien ya estuvo al frente de innovadores procesos de distribución
de tierras baldías (como las que hay en la Luna) y de semaforización
electrónica (con lo cual se garantiza desde ya el tráfico con este satélite).
Dentro de los retos planteados a la compañía norteamericana
seleccionada para participar en el proyecto se encuentran detalles de gran
importancia, como diseñar el panel de instrumentos de la nave también en quechua,
según la exigencia de los participantes indígenas, incluir una zona de bodegaje
adecuada para el transporte de elementos clave como estropajo, uchuvas,
camarones congelados, atún enlatado, caña de azúcar y otros productos de
exportación de los dos países, que se planea llevar para estimular el comercio
con los lunares, así como un camerino privado para el representante trans.
Alguien planteó llevar también aire amazónico, con la seguridad de que tendrá
gran demanda en la Luna, pero esto no resulta posible, debido al gran volumen
que ocuparía.
Es motivo de orgullo ver cómo con decisión política y arrojo
innovador esta parte del mundo puede demostrar que las grandes empresas no son
exclusivas de los países desarrollados y que nuestra reconocida malicia indígena
nos permitirá, de manera totalmente impensada, abrir nuevos destinos para el
comercio y el crecimiento económico y, de paso, para el desarrollo de nuestras
respectivas sociedades. ¡Bravo por eso!
Bueno. Felicitaciones!