El señor Robert Kiyosaki nos deslumbró a todos con su maravilloso PADRE RICO, PADRE POBRE, en el cual nos enseñó cómo hacernos millonarios con inversiones en bienes inmobiliarios, algo que él nunca hizo.
El señor Kiyosaky nunca invirtió en
bienes inmobiliarios, lo que sí hizo fue engramparnos a todos con su libro, con
el que efectivamente se hizo millonario. Eso fue genial, para él, obviamente.
En su más reciente obra nos presenta EL NEGOCIO DEL SIGLO XXI, negocio que
obviamente tampoco ha hecho, aunque esta vez lo afirma en el libro y por eso
quien lo escribe es un amigo suyo, que seguramente necesitaba una manito con
aquello del multinivel, que es de lo que trata el libro.
Y es también de lo que trata este
artículo. ¿Cómo montar un negocio multinivel exitoso? La receta es muy clara y
contiene cinco ingredientes muy definidos:
Primero, se requiere un
producto exclusivo, único, original, novedoso e inconfundible, nada parecido a
cualquiera de su categoría. Para esto basta una fórmula maravillosa que combine
antioxidantes con supresores del sistema engordatorio del cuerpo. O tal vez un
desarrollo tecnológico increíble por medio del cual se ha producido una
molécula de detergente capaz de eliminar las manchas, las motas y los malos
olores al tiempo que protege el medio ambiente, los colores, sus manos, todo
excepto su bolsillo, tampoco se puede pedir tanto. Puede ser un hongo selvático
que se reproduce exclusivamente en una lejana manigua asiática, inexplorada y
desconocida, que encierra el secreto de la juventud que tanto hemos buscado. O
quizás una roca volcánica extraída del único volcán del planeta que erupciona
azufre amalgamado con fósforo, antimonio y penurio,¹ elementos esenciales para
el adecuado equilibrio bioenergético del organismo. Que tal un desarrollo
dietético sin parangón probado en cuanta estría haya invadido cuerpo alguno o
una máquina revolucionaria que aprovecha los nanodiodos y los microchips y los
potencia con una cremita a base ingredientes naturales (el consumible), que
producen una increíble y probada reducción de abdomen sin que se tenga que
sacrificar ni gastar una fortuna haciendo deporte o asistiendo a gimnasios.
Cualquiera de ellos ha sido desarrollado por una mezcla de la madre Teresa con
genio de Harvard, el dueño de la empresa. Importante que el producto esté
patentado y que en YouTube afirmen que hay estudios publicados en las más prestigiosas
revistas científicas o que Tom Cruise asegure que lo está utilizando. Bueno,
aquí ya está el
producto.
Este producto es comercializado por una
importante Compañía multinacional, cuyo fundador, casi la reencarnación de Buda
pero delgado, de ninguna manera retraído, carismático y muy inteligente, sin
lugar a dudas, visionario increíble con alta sensibilidad social y sentido altruista que
busca brindarle al mundo uno de esos productos que las transnacionales
convencionales han estado escatimando porque sólo les interesa el dinero y no
la salud de la gente. Y como lo que se busca es beneficiar a una inmensa
mayoría, por eso no despilfarra el dinero en costosa publicidad en medios
masivos, sino que esa cifra, que es cuantiosa, se la ahorra y la reparte entre
sus afiliados. No entiende uno por qué entonces son tres veces más costosos
estos productos que los similares de su categoría, hasta que revisa el tercer
ingrediente. Pero bueno, aquí está la empresa, segundo ingrediente.
Como tercer ingrediente se precisa de
una fuerza de ventas activa y motivada, a la cual no se le denomina con el
simple y vulgar término de vendedor, sino con el más conveniente y pomposo empresario o
asociado, para que el juego semántico contribuya al propósito
buscado. Esto se logra con una estrategia sencilla de promoción del ego,
resaltando el deseo interno de todo ser humano de tener independencia económica
y adicionando un muy elaborado plan de premios que lo que hace, de manera
ingeniosa, es devolverle al fulano lo que ha pagado de más por el producto, en
pagos periódicos que resultan muy atractivos. Pero el gran secreto está en
restarle importancia al maravilloso producto y enfocarse en lo beneficioso del
negocio que se crea por medio de la red de conocidos. Lo malo es que el costoso
producto, aunque no se enfatice en él, debe ser consumido para que haya
recompra.
Y aquí surge el cuarto y más poderoso
ingrediente: el mecanismo de comercialización es la propia red de conocidos, es decir,
usted no tiene que ir a abordar a un extraño; ni siquiera tiene que ser un
experto en ventas, haber vendido papas chorreadas en el colegio o haber
trabajado en una tienda de ropa, sólo precisa aprovechar el vínculo que tiene
con esa persona. Su cliente es su amigo o familiar, lo va a recibir, lo va a
escuchar, va a probar su producto y seguro lo va a ayudar y le va a comprar.
Eso sí, el que tiene tienda que la atienda, hay que aprenderse el discurso que
transmiten los experimentados y antiguos asociados Diamantes, Platinos, Rubíes,
Oros, Platas y Bronces (no hay otros metales porque no se quiere pelar el Cobre)
y seguir el método con rigor, nada le va a caer del cielo y como en todo
negocio, hay que trabajar duro y esforzarse. Por supuesto, la red de apoyo es
muy fuerte, importante y necesaria, por eso hay que pagar por el material que
utiliza para la promoción o una cuota moderadora o un pequeño copago, una cuota
de mantenimiento, la suscripción a la revista de la compañía o alguna cosa
similar, pues como ocurre en todo negocio, se requiere invertir para cosechar.
Ese es precisamente el quinto
elemento, que se conoce tradicionalmente en mercadeo como "llenar el
canal" y no es otra cosa que saturar al distribuidor o asociado con
mercancía y forzarle a la recompra para mantenerse en el sistema. Si no
hay recompra, no se está haciendo bien el trabajo, no le está dedicando tiempo
suficiente o no ha sabido promocionar adecuadamente el negocio entre sus
allegados y por lo tanto, el software de la compañía lo bloquea
automáticamente, sin que su patrocinador pueda hacer nada, porque eso lo define
el propio sistema. Una opción es que se atarugue usted mismo con el producto,
que de todas maneras, como es tan bueno, se va a beneficiar con toda seguridad,
pero lo ideal es que cree su red, ahí está el secreto, para que algún día se
pueda sentar a contar dinero en una mecedora y a planificar en qué se va a
gastar todo esa plata que llega a su cuenta bancaria sin que usted haga nada.
¿Soñado, no?
Ahora, si usted asiste con regularidad a
los entrenamientos, pone atención, sigue los consejos de los Gurús de la
compañía, mantiene activa su cuenta (recompra) y le ha echado el cuento a
cuanto gato se ha cruzado en su vida, desde exnovia hasta el cajero del banco
donde tiene su cuenta bancaria, no hay ninguna posibilidad que llegue a la
condición de "bloqueado".
Esto trae como consecuencia el deterioro
de esa red social más cercana y de la lejana también, hasta el punto que su tía
favorita que lo quiere como a hijo bobo, el primo con el que se crió desde
chiquito, la hermana que se desvive por usted, la exnovia que aún le dice muñeco,
el cajero del banco que lo llama de primero en la fila, el ubérrimo ² que suele
recogerlo o el amigo de la infancia que siempre ha estado ahí, ya no le
contesten el teléfono, se escondan para no cruzarse en su camino, se ocupen
increíblemente cuando usted llega y ya no lo vuelvan a invitar a reuniones,
cumpleaños o asados, únicamente a los velorios, donde asumen que usted, por
decoro, no va a tocar el tema de su negocio.
Pese a lo anterior, que
es sólo una manera de ver las cosas, seguramente para muchos, distorsionada o
equivocada, sé que todavía hay, seguirá habiendo y crecerá el número de adeptos
a este tipo de sistemas, porque la séptima ley de Murphy (véase el artículo
Chibchombian Murphy Laws en este mismo blog) se seguirá cumpliendo
indefectiblemente.
¹ Estos elementos son esenciales para el adecuado funcionamiento del sistema linfático: el azufre y el fósforo para evacuar los gases y el antimonio y el penurio para evacuar los demonios y las penas respectivamente.
² Ubérrimo: conductor de Uber.