Las aerolíneas de bajo costo han llevado al viajero a racionalizar su equipaje para que no se gaste en fletes lo que ahorró en el tiquete; por eso estos consejos se convierten en guía obligada para esta época de vacaciones, cuando tanta gente sale de viaje.
Considerando que las maletas permitidas hoy sin
costo adicional se parecen cada vez más a una caja de fósforos, les entregamos
esta guía sobre cómo empacar una maleta. Aproveche cada hueco posible (de la
maleta o de los artículos, no de usted: recuerde que en todos los aeropuertos
hay escáneres)
Aunque hay que diferenciar entre el turista que
viaja por placer y el viajero que lo hace por negocios, hay tres ítemes que les
son comunes, conocidos como las tres pes: pasaje, plata y pasaporte (o papel de
identificación, papiro si es de edad avanzada o password si es muy joven).
En el caso del turista, prepare artículos que
son indispensables como líquido bronceador, repelentes, depilador, cortaúñas y
limas, bloqueador solar, cremas humectantes, vestido de baño, camiseta del
equipo de fútbol preferido o esqueleto con tiritas,
sandalias y gafas de sol (claro, si el destino es a tierras cálidas, como
sucede en la mayoría de los casos).
Si viaja por placer empiece por introducir la
ropa interior (Tipo tanga preferiblemente. Deje los matapasiones en la casa),
las medias blancas tobilleras, los trajes de baño (narizona y bikini o topless)
y la salida de baño, todo enrollado, dentro del par de tenis (sólo le cabrá un
par), el bluyín o pantalón de dril, según corresponda (con los bolsillos
taquiados con la camiseta de fútbol o la esqueleto con tiritas y una pantaloneta o short) y las
sandalias, una a cada lado. Ya tiene medio cupo completo.
Como piensa ahorrarse lo del alojamiento,
lléveles regalos a los primos, de manera que quede como un princeso o princesa,
pero que no le salga lo comido por lo servido: no debe ser nada voluminoso,
pesado ni costoso. Para meter el paquete de envueltos de maíz, las arepas
blancas, el chocorramo y la tira de achiras, utilice sendas bolsas plásticas
que eviten su contacto con las prendas. Esto con el fin de que no las impregnen
con su olor, ya que al ponérselas le pueden dar ganas de comérselas. Colóquelas
a los lados, como hizo con las sandalias. La lechona empacada en bolsa
plástica, olvídela: la tiene que botar o comérsela a toda carrera, antes de
pasar los controles de seguridad. De todas formas, se va a perder, no la lleve.
El resto va en el bolso de mano, el morral (o
carriel, si es el caso) que debe ser como la tercera parte de la maleta según
las restricciones de las aerolíneas, de modo que sólo le caben el jabón
chiquito que le quedó del motel, la muestra de perfume que le regalaron en el duty free, los frasquitos de crema,
rinse y shampoo que tomó del hotel en su viaje anterior y un cepillo familiar
para los dientes (uno para toda la familia: las bacterias son comunes y se ahorra
espacio). Aquí también se llevan los cosméticos, la afeitadora (Ojo: afeitadora
desechable, la Phillipshave no le cabe), los condones y los tampones
(preferibles a las toallas, de nuevo por asuntos de volumen).
Las tres pes y el
celular, las pastillas para el mareo, los chicles para que no se le tapen los
oídos (las cabinas de estos aviones no son totalmente presurizadas), el maní,
las gomitas y un yogurt para consumir durante el viaje, se llevan en una
maricartera, que como su nombre lo indica, la lleva sostenida en una muñeca,
una muñeca.
Dónde llevar la botella de un litro de agua es
todo un desafío: si la coloca en el morral (que va en el diminuto
portaequipajes de la cabina), tendrá que ponerse de pie a cada rato y eso es
muy molesto si le tocó en el puesto de la ventanilla, pero si es en el del
medio es peor. Como no se puede acomodar en la maricartera, hay que llevarla en
el bolsillo de la chaqueta de la sudadera.
Lo que no le quepa: canguro, balaca, cachucha,
pava, gafas de sol, gafas para leer etc., ¡cuélgueselo! Si es la chaqueta de la
sudadera, ¡póngasela! Y lo demás, por ejemplo, la ruana (si va para tierra
caliente no la necesita, si va para un clima muy gélido no le alcanza y si va
para Boyacá o para Nariño, no le cabe, incluso si se tratase de una flota de
bajo costo), la toalla playera, la colchoneta, el libro de 500 páginas y las
revistas Semana o Soho ¡Déjelos!
Por su parte, quien viaja por negocios
seguramente debe empacar un traje formal (solo le va a caber uno), accesorios
como zapatos, cartera o maletín, algunas joyas, perfume o loción (de nuevo,
solo le cabe una) y suvenires para los jefes.
Empiece por introducir la ropa interior (Bóxer
o cachetero, obligatoriamente. Deje los matapasiones en la casa. Es más, puede
quemarlos), los calcetines o medias veladas, los pañuelos (desechables
incluso), todo enrollado dentro del par de zapatos (sólo un par, no cabe más);
con esto, un pantalón, una falda y un par de blusas o camisas, según
corresponda, ya tiene completo el 50 % de su maleta.
En cuanto al saco o la chaqueta formal,
aproveche los bolsillos exteriores y coloque en ellos la piyama, una corbata,
el chal, la pañoleta, pashmina, bufanda o similar. En los bolsillos internos le
caben los suvenires pequeños que lleva de regalo, las joyas y el perfume.
Enrolle la chaqueta con todo esos aditamentos dentro y ya tiene el 75 % de su
maleta lista.
La libra de café, la chiva, el marranito de
cerámica (alcancía), la media botella de aguardiente antioqueño y la coca de
arequipe o manjarblanco, busque cómo acomodarlas a los lados, como cuando juega
tetrix, pero recuerde que le va a pesar. Con esto ya vamos en el 95 % de su
capacidad de carga.
El espacio que le queda es para las chanclas
(ojalá que sean de tipo motel), la cartera pequeña, casi monedero (por si hay
alguna actividad nocturna), un short o pantaloneta enrollado (para meterse al
spa del hotel en la noche) y el estuche para las gafas.
El computador y su maletín (ojo, para que los
dejen llevar en la cabina solo le caben los cargadores de los dispositivos, las
memorias portátiles, el convertidor RCA a estéreo, el cable HDMI, los
convertidores A/C y el señalador), se consideran equipaje de mano, pero hasta
ahí. El iPad o Kindle o el libro para
leer durante el viaje y la carpeta con los documentos no le caben: llévelos en
una bolsa de Carulla, pero que parezca una compra hecha en el duty free. Si no, se los cobran. Un
neceser, se lo van a cobrar como equipaje adicional.
Acá las pes no son tres sino ocho, pero siete
van entre el celular: el pasaje, el pasabordo, la plata, la presentación, el
presupuesto, las proyecciones y las plegarias. Asegúrese de tener bolsillos
dónde meter el celular y el pasaporte, en el traje con el cual viaja y antes de
embarcar dese una vueltecita por la capilla del aeropuerto: invertir unos
minutos en solicitar ayuda extraterrenal antes de su presentación, no le va a
caer mal.
Esto se trata de un viajero: UN viajero. Si
pretende viajar con niños, con una mujer embarazada o una niña que busca
embarazarse en el exterior, con un músico que viaja con una tuba o un saxofón, con
la abuelita y su cilindro de oxígeno, con un discapacitado que viaje con una
silla de ruedas, muletas, yeso o prótesis o aún, si habláramos de Stephen
Hawking, esta guía no le alcanza. Obviamente, se trata de viajes cortos: si
usted quiere irse un mes a Europa, por ejemplo, olvídese de lo que le hemos
indicado.
Como sabemos que una imagen vale más que mil
palabras, incluimos el vínculo a esta guía audiovisual que resultará absolutamente útil para
cualquier viajero.