26 de noviembre de 2016

Maleteando

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Las aerolíneas de bajo costo han llevado al viajero a racionalizar su equipaje para que no se gaste en fletes lo que ahorró en el tiquete; por eso estos consejos se convierten en guía obligada para esta época de vacaciones, cuando tanta gente sale de viaje.

Considerando que las maletas permitidas hoy sin costo adicional se parecen cada vez más a una caja de fósforos, les entregamos esta guía sobre cómo empacar una maleta. Aproveche cada hueco posible (de la maleta o de los artículos, no de usted: recuerde que en todos los aeropuertos hay escáneres)

Aunque hay que diferenciar entre el turista que viaja por placer y el viajero que lo hace por negocios, hay tres ítemes que les son comunes, conocidos como las tres pes: pasaje, plata y pasaporte (o papel de identificación, papiro si es de edad avanzada o password si es muy joven).

En el caso del turista, prepare artículos que son indispensables como líquido bronceador, repelentes, depilador, cortaúñas y limas, bloqueador solar, cremas humectantes, vestido de baño, camiseta del equipo de fútbol preferido o esqueleto con tiritas, sandalias y gafas de sol (claro, si el destino es a tierras cálidas, como sucede en la mayoría de los casos).

Si viaja por placer empiece por introducir la ropa interior (Tipo tanga preferiblemente. Deje los matapasiones en la casa), las medias blancas tobilleras, los trajes de baño (narizona y bikini o topless) y la salida de baño, todo enrollado, dentro del par de tenis (sólo le cabrá un par), el bluyín o pantalón de dril, según corresponda (con los bolsillos taquiados con la camiseta de fútbol o la esqueleto con tiritas y una pantaloneta o short) y las sandalias, una a cada lado. Ya tiene medio cupo completo.

Como piensa ahorrarse lo del alojamiento, lléveles regalos a los primos, de manera que quede como un princeso o princesa, pero que no le salga lo comido por lo servido: no debe ser nada voluminoso, pesado ni costoso. Para meter el paquete de envueltos de maíz, las arepas blancas, el chocorramo y la tira de achiras, utilice sendas bolsas plásticas que eviten su contacto con las prendas. Esto con el fin de que no las impregnen con su olor, ya que al ponérselas le pueden dar ganas de comérselas. Colóquelas a los lados, como hizo con las sandalias. La lechona empacada en bolsa plástica, olvídela: la tiene que botar o comérsela a toda carrera, antes de pasar los controles de seguridad. De todas formas, se va a perder, no la lleve.

El resto va en el bolso de mano, el morral (o carriel, si es el caso) que debe ser como la tercera parte de la maleta según las restricciones de las aerolíneas, de modo que sólo le caben el jabón chiquito que le quedó del motel, la muestra de perfume que le regalaron en el duty free, los frasquitos de crema, rinse y shampoo que tomó del hotel en su viaje anterior y un cepillo familiar para los dientes (uno para toda la familia: las bacterias son comunes y se ahorra espacio). Aquí también se llevan los cosméticos, la afeitadora (Ojo: afeitadora desechable, la Phillipshave no le cabe), los condones y los tampones (preferibles a las toallas, de nuevo por asuntos de volumen).

Las tres pes y el celular, las pastillas para el mareo, los chicles para que no se le tapen los oídos (las cabinas de estos aviones no son totalmente presurizadas), el maní, las gomitas y un yogurt para consumir durante el viaje, se llevan en una maricartera, que como su nombre lo indica, la lleva sostenida en una muñeca, una muñeca.

Dónde llevar la botella de un litro de agua es todo un desafío: si la coloca en el morral (que va en el diminuto portaequipajes de la cabina), tendrá que ponerse de pie a cada rato y eso es muy molesto si le tocó en el puesto de la ventanilla, pero si es en el del medio es peor. Como no se puede acomodar en la maricartera, hay que llevarla en el bolsillo de la chaqueta de la sudadera.

Lo que no le quepa: canguro, balaca, cachucha, pava, gafas de sol, gafas para leer etc., ¡cuélgueselo! Si es la chaqueta de la sudadera, ¡póngasela! Y lo demás, por ejemplo, la ruana (si va para tierra caliente no la necesita, si va para un clima muy gélido no le alcanza y si va para Boyacá o para Nariño, no le cabe, incluso si se tratase de una flota de bajo costo), la toalla playera, la colchoneta, el libro de 500 páginas y las revistas Semana o Soho ¡Déjelos!

Por su parte, quien viaja por negocios seguramente debe empacar un traje formal (solo le va a caber uno), accesorios como zapatos, cartera o maletín, algunas joyas, perfume o loción (de nuevo, solo le cabe una) y suvenires para los jefes.

Empiece por introducir la ropa interior (Bóxer o cachetero, obligatoriamente. Deje los matapasiones en la casa. Es más, puede quemarlos), los calcetines o medias veladas, los pañuelos (desechables incluso), todo enrollado dentro del par de zapatos (sólo un par, no cabe más); con esto, un pantalón, una falda y un par de blusas o camisas, según corresponda, ya tiene completo el 50 % de su maleta.

En cuanto al saco o la chaqueta formal, aproveche los bolsillos exteriores y coloque en ellos la piyama, una corbata, el chal, la pañoleta, pashmina, bufanda o similar. En los bolsillos internos le caben los suvenires pequeños que lleva de regalo, las joyas y el perfume. Enrolle la chaqueta con todo esos aditamentos dentro y ya tiene el 75 % de su maleta lista.

La libra de café, la chiva, el marranito de cerámica (alcancía), la media botella de aguardiente antioqueño y la coca de arequipe o manjarblanco, busque cómo acomodarlas a los lados, como cuando juega tetrix, pero recuerde que le va a pesar. Con esto ya vamos en el 95 % de su capacidad de carga.

El espacio que le queda es para las chanclas (ojalá que sean de tipo motel), la cartera pequeña, casi monedero (por si hay alguna actividad nocturna), un short o pantaloneta enrollado (para meterse al spa del hotel en la noche) y el estuche para las gafas.

El computador y su maletín (ojo, para que los dejen llevar en la cabina solo le caben los cargadores de los dispositivos, las memorias portátiles, el convertidor RCA a estéreo, el cable HDMI, los convertidores A/C y el señalador), se consideran equipaje de mano, pero hasta ahí.  El iPad o Kindle o el libro para leer durante el viaje y la carpeta con los documentos no le caben: llévelos en una bolsa de Carulla, pero que parezca una compra hecha en el duty free. Si no, se los cobran. Un neceser, se lo van a cobrar como equipaje adicional.

Acá las pes no son tres sino ocho, pero siete van entre el celular: el pasaje, el pasabordo, la plata, la presentación, el presupuesto, las proyecciones y las plegarias. Asegúrese de tener bolsillos dónde meter el celular y el pasaporte, en el traje con el cual viaja y antes de embarcar dese una vueltecita por la capilla del aeropuerto: invertir unos minutos en solicitar ayuda extraterrenal antes de su presentación, no le va a caer mal.

Esto se trata de un viajero: UN viajero. Si pretende viajar con niños, con una mujer embarazada o una niña que busca embarazarse en el exterior, con un músico que viaja con una tuba o un saxofón, con la abuelita y su cilindro de oxígeno, con un discapacitado que viaje con una silla de ruedas, muletas, yeso o prótesis o aún, si habláramos de Stephen Hawking, esta guía no le alcanza. Obviamente, se trata de viajes cortos: si usted quiere irse un mes a Europa, por ejemplo, olvídese de lo que le hemos indicado.

Como sabemos que una imagen vale más que mil palabras, incluimos el vínculo a esta guía audiovisual que resultará absolutamente útil para cualquier viajero.

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