Se acerca Cacolombia

Si no se educa convenientemente a los dueños de mascotas, estas deberían pasar a ser denominadas “mascacotas”, por hacer caca, Colombia.

(Algún tipo de obsesión debo tener con este tema de la presencia de animales en la calle)

No se trata solo de las agresiones entre humanos y animales, que finalmente terminan siendo agresiones entre humanos y que aparecen como resultado de la falta de respeto. De los ciudadanos, ahora en escaso número, exentos de la necesidad de animales (¿debe entenderse sin “libre desarrollo de la personalidad”?), así como de los “dueños” de los animales, denominados por la ley que ahora los ha cubierto, como simples “tenedores”.

Como ahora pululan los dueños de mascotas, maleducados y sin asomo de respeto por sus congéneres humanos, es cada vez más frecuente que se encuentren excrementos en los lugares públicos, mucho más de lo que se acostumbraba antes.

Hubo un tiempo en el cual ciertos potreros, vías y parques eran conocidos como “cacaotales”, debido a que habían sido tomados como letrinas por quienes en esas épocas eran llamados mendigos o indigentes. Pero eso casi no se ve ahora, pues esas horrendas costumbres ya fueron abandonadas por estas personas, tal vez gracias a que fueron ascendidas al status de habitantes de calle (no me explico por qué no “de la calle”, sino sólo “de calle”. Supongo que eso depende del modo como se diga lo correspondiente en inglés. O quizás, por no molestar a ningún político). Y ya no se ven esos cacaotales provenientes de intestinos humanos.

Ahora en cambio, los dueños de mascotas no deben enseñar a “sus” seres sintientes, dentro de su ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, a evacuar sus necesidades en casa, como a cualquier otro integrante de su familia, sino en el lugar público o el andén más cercanos.

Es bien repugnante ver los gestos que hacen los animales mientras cumplen con su necesidad fisiológica (supongo que así nos vemos también los humanos, pero, a diferencia de los romanos de la antigüedad, no solemos exponernos a que otros nos vean en esas lides) lo cual es observado por parte del dueño con complacencia y un gesto de solidaridad y cariño, como haciendo fuerza para ayudarle.

Una vez el animal finaliza, el amo sonríe, le acaricia tiernamente y luego, solícito, recoge los residuos digestivos sólidos. Es una actitud muy hinduista y supongo que eso los llena de paz interior. De allí que compartan su cama, su ropa, sus babas, sus cepillos para el cabello y para los dientes y sus parásitos internos y externos. Es tan fácil hacer feliz a un humano…

Pero ¿Cuando el dueño no está presente o no ha sido entrenado?

Aparecen entonces de nuevo los cacaotales, pero esta vez en otra variedad y con más abundancia de depósitos, haciendo que las poblaciones cambien de aspecto, de fisonomía. Deberían también cambiar de nombre: la cacapital pasará a ser Cagobotá, Anolaima no necesitaría mucho cambio, pero para entrar en la tendencia pueden cambiarlo a Canolaima y el cambio de Cáqueza sería fácil a Caquesa.

En otro orden estarían Cacacias, Cacali, Cacarepa. Cacatativá, Cacagena, Cacondoto, Cacorozal, Cacota, Cagabalarga, Cagachalá, Cagamarra, Cagarzón, Caguadas, Caguazul, Canapoima, Icagué, La Cacalera, La Cagalera, Mierdellín, Mierquetame, Perranquilla, Popotosí, Popopayán y así sucesivamente, para demostrar que somos civilizados, modernos y tolerantes y admitimos la diversidad y la convivencia entre las especies. De este modo haremos grande, hermosa e incluyente a nuestra amada Cacolombia.

Qué bonitos son el progreso y la modernidad. Y la evolución de las costumbres. Sin importar que nos conviertan en Sodoma y Cagomorra.