Mi vecino Eros se
refirió al delicioso caldo parao y eso me trajo de nuevo a reflexionar. Pídase
la otra, prepárese para una parrafada y le cuento:
Difícilmente se llega
a un “Caldo Para’o” estando sobrio. Empezando, porque a la hora en que uno
suele estar sobrio el Caldo Parao suele estar cerrado. Y en el momento en que
uno suele ir allá no suele estar sobrio o suele, hip, no estar sobrio.
Pero, justo al decidirse
a ir allá, pueden empezar las dudas y surgen las paradojas:
-
Pídase la
otra (la de p’irnos) y nos vamos a caldo parao, antes de seguir pa’ la casa.
-
Y ¿Qué es
caldo parao?
-
Pues un
sitio pa’ comer, hombre. Uno dice (luego
de bajarse unas cuantas más): Nos tomamos la de p’irnos y nos vamos a caldo
parao, antes de seguir pa’ la casa.
-
¿Y qué vamos
a comer allá?
-
Pues,
hombre, vamos a tomar caldo parao
Nótese que las frases
# 2 a # 5 pueden repetirse de manera indefinida, máxime después de un petaco (o
de varias medias), así que si se está hablando con alguien que no esté iniciado
en las delicias del caldo parao, podríamos iniciar acá un ciclo sinfín, después
de estar bien iniciado (lo que se suele conocer como un loop).
Así que el caldo parao,
además de ser un sitio es una comida. ¿Cuáles son los elementos para la
elaboración del brebaje que llamamos caldo parao?
Veamos:
-
Agua, de
origen desconocido o, en todo caso, poco confiable
-
Raíz
(aparato reproductor) de toro
-
Aliños y
condimentos
-
Una
descomunal olla de 200 a 1000 litros de capacidad
- Una fuente
de energía calórica (leña, carbón, gas, etc.) para producir y mantener la
ebullición de los ingredientes
-
Un enorme
cucharón para mezclar, mantener en agitación y servir el caldo
- Dos o tres
voluminosas señoras con sendos delantales bastante grasientos y, en diversos
grados, mugrientos, con bolsillos donde se mezclan y conservan dinero, una
agenda gastada de hace varios años, un bolígrafo Bic o Kilométrico y otros
desconocidos elementos propios del oficio
-
Arepas
partidas por la mitad, a discreción
El fogón se ubica en
una esquina poco elegante de la ciudad. Las señoras preparan y mantienen el
caldo en ebullición y agitación constantes y esperan el arribo de clientes de
diversos pelambres, que llegarán en número variable e indefinido, en función
del día de la semana, pero durante toda la noche y la madrugada (insisto, luego
de bajarse unas cuantas medias, excepto por los taxistas, que son muy juiciosos
y jamás beben mientras estén de servicio). Debe notarse que, aparte de las
señoras mencionadas, el caldo parao no suele ser frecuentado por mujeres y
menos por niños. Allá solo van señores.
Además el único plato
que se expende es el caldo parao. Los platos y cubiertos con los cuales es servido,
son enjuagados rápidamente (entre los servicios a uno y otro comensal) en un
platón con un volumen fijo de agua que será utilizada durante toda una noche de
servicio. El uso del jabón es desconocido. Nadie ha investigado, ni descubierto
si dicha agua es utilizada con posterioridad, para la preparación de nuevos
caldos.
A propósito de cosas
desconocidas, los comensales no disponen de mesas ni de sillas para el proceso
de ingesta del caldo, así que de acá puede provenir la expresión “caldo parao”,
porque no hay forma de tomarlo “sentao”. Toca hacerlo de pie, es decir “parao”.
Pero no falta el malpensado que supone que el nombre proviene de cómo estuvo el
componente cárnico del caldo en algún momento antes de su cocción (en vida del
toro) o de las propiedades afrodisíacas que se le achacan a esta delicia
culinaria vernácula, en cuyo caso el nombre de caldo parao entrará en vigencia
en un lapso de entre 12 y 48 horas posteriores a su ingesta.
Los comensales
consideran que el caldo parao, además de sus
propiedades afrodisíacas sin igual, posee otras características de
alimento milagroso como:
-
Elevado
poder nutritivo, que no admite comparación con otros platos o caldos
- Capacidad
calórica ilimitada, que le permite quitar el frío generalizado que se siente en
todo el cuerpo, debido a que el comensal se encuentra de pie en una esquina, a
altas horas de la madrugada, tomando un caldo parao
- Disolución
de los efectos del consumo elevado de alcohol (las otras y las medias que se
bajaron previamente)
- Eliminación
de las consecuencias posteriores a ese consumo, es decir, lo que llamamos en
Colombia guayabo (El término médico es veisalgia) y que en otros países llaman
resaca, cruda, ratón, etc.
- Aumento de
la fuerza, de la inteligencia, la resistencia, etc. Ahí ya entran los mitos y
leyendas populares a hacer su tarea folclórica
El caldo parao es entonces,
un sitio donde se sirve un plato llamado caldo parao y donde usted llega, hace
fila y se come ese caldo parao, no sentao. Después de tomarse ese caldo usted,
por mucho que haya bebido queda parao y al día siguiente amanecerá sin guayabo
y bien parao.
Los consumidores habituales
de este plato servido en estos comederos y particularmente los taxistas, viven
convencidos de que Colombia es el único país del mundo donde se consumen estas
delicias. No saben que el mismo plato, con ligeras variaciones en los
ingredientes, la preparación y el servicio son parte de la cocina popular de
diversos países, entre otros:
Bolivia: caldo cardán
Ecuador: caldo de
vena, caldo de nervio
Jamaica: cow cod
soup
Malasia: sopa torpedo
Perú: caldo de
tronquito
Pero, qué dolor, qué
dolor, qué pena. Lo que son la globalización de los mercados, la estandarización
de los procesos y la certificación ISO: En algunos sitios anuncian que venden
un caldo similar. Pero esos establecimientos no son un caldo parao pues no son como los descritos arriba
y el plato que sirven no es un caldo parao, pues el cliente lo toma sentado,
además de que llega sobrio y generalmente con niños y señoras, a las horas en
las cuales uno está sobrio. Y los puestos callejeros que llamábamos caldo
parao, también se han convertido en
establecimientos con “todas las de la ley”, con mesas, sillas y servicio
24/7. Así que no tienen nada qué ver con lo que hemos mostrado acá: se trata simplemente
de restaurantes que incluyen en su menú un caldo de pipí de toro.
Texto entretenido y muy didáctico para quienes deseen aventurarse en nuestro folclorismo. Dentro de poco la cocina creativa podrá pasar al "caldoparao deconstruido" al muy puro estilo de Ferrán Adriá. Éxitos con tu blog