24 de septiembre de 2016

El discurso y El método

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Los vendedores ambulantes que han invadido el transporte público están ad-portas de pasar a ofrecer productos más atrevidos.


- Buenas tardes señores pasajeros. Me da mucha vergüenza incomodarlos
(Sólo hemos recorrido veinte cuadras y este ya es el tercero que se sube a este bus)
- Gracias a las personas decentes que amablemente han respondido mi saludo
(Y de entrada, sólo se le ocurre regañarnos a quienes no le estamos haciendo nada)
- Prefiero pedir su apoyo a esto que es mi forma de trabajo, en lugar de salir a la calle a hacerle daño a alguien.
(Encima, tenemos que pagarle porque no salga a delinquir ¿será una amenaza velada?)

(Hasta aquí el discurso es común a todos y luego aparecen variaciones sobre un mismo tema):

- Voy a pasar por cada uno de sus puestos a entregarles este producto. Espero me lo reciban.
(Si no, les va la madre)
- Voy a interpretarles una canción de mi autoría; es un rap pero no como esos que hablan de sexo y drogas y no dejan ningún mensaje, sino uno con sentido social para que piensen.
(Es decir, si no aparece este mesías, a dónde iremos a parar, nosotros que no tenemos capacidad para pensar por nuestros propios medios)
- Soy madre cabeza de familia, tengo tres niños, uno con síndrome de Down; vengo a ofrecerles este paquetico que es mi único recurso para llevar algo de comer a mis hijos.
(Si usted, con este cuento no tiene el ojo aguado, es un miserable inhumano)
- Soy desplazado del Caquetá, no he podido conseguir trabajo, el gobierno me da un subsidio de sólo $450.000 que apenas me alcanza para pagar la piecita, por eso recurro a este medio de transporte como mi medio de subsistencia.
(La culpa siempre es del gobierno. ¿De dónde sacará que los demás que vamos acá sí tenemos?)
- Hoy vengo a traerles la palabra del señor, quien me ha bendecido a mí y a todos los ocupantes de este vehículo, por quienes voy a hacer una oración.
(Como trae el respaldo del santísimo es imposible negarse a darle una moneda)

Todas estas frases introductorias y otras similares, que seguramente hemos escuchado en algún medio de transporte, son el reflejo de las condiciones de vida que provienen, no sólo de una problemática social y económica sino además, de una marcada falta de autoridad y de respeto.

Sin embargo, el propósito de esta nota es presentarles un posible y muy probable nuevo tipo de oferta en los medios de transporte que, sustentándose en el derecho al trabajo, el libre desarrollo de la personalidad, la tolerancia, la apremiante situación económica y la necesidad, veremos en pocos días:

Una mujer sube al bus y en lugar de vender dulces, contar una historia triste o cantar un corrido norteño, nos presentará un novedoso medio de sobrevivencia, apoyada eso sí, en una pista pregrabada. Estos serán su discurso previo y su novedoso método:

- Buenas tardes señores pasajeros. Me da mucha vergüenza incomodarlos
- Gracias a las personas decentes que amablemente han respondido mi saludo.
- Prefiero pedir su apoyo a esta que es mi forma de trabajo, en lugar de salir a la calle a hacerle daño a alguien.
- Soy madre cabeza de familia, tengo cuatro bocas que alimentar, mi compañero, debido a un problema de drogadicción que lo mantuvo en la cárcel varios años, no aporta nada al hogar excepto hijos y maltratarme. Por tanto me veo obligada a ganarme la vida en este medio de transporte.
- Con el respeto por los caballeros y el perdón de las damas o hasta un poquito de envidia, por qué no, les pido también que los que no quieran ver y los niños, por favor miren por la ventana.
- Les agradezco no tomar ni fotos ni videos ya que esto afecta mi imagen y mis derechos de autor. Si alguien quiere una foto con mucho gusto después de mi presentación y por tan sólo mil pesitos me la puede tomar. Si quiere aparecer en la foto conmigo serán tan sólo dos mil pesitos.
- Ante todo quiero aclararles que mi presentación es artística y muy profesional ya que he trabajado por varios años en La Piscina y otros lugares muy prestigiosos. Lo que pasa es que el negocio se ha ido al piso por culpa de la persecución del alcalde y los problemas económicos de los clientes. Así que les encarezco que se abstengan de toqueteos y manoseos. Ver y no tocar, se llama respetar.
- Una vez haya terminado voy a pasar por sus puestos para que vean más de cerca y si no quieren foto me colaboren con lo que su corazón buenamente les indique.
- También les advierto que mi cuerpo es totalmente natural, incluso la celulitis y me lo cuido con productos naturales también.
- Me voy a colgar esta pequeña alcancía plástica para que no les dé pena y coloquen ahí su contribución, ya que sé que alguno querrá darme una moneda o billete y no sabrá en donde ponérmelo.
- Le voy a pedir al señor que está aquí atrás que por favor me cuide la ropa, que yo ahora me volteo y también le va a tocar su parte.
- ¡Sin más preámbulos, que empiece el show!

Arranca la pista sonora con la canción “Querida” de Juan Gabriel y la señora empieza a quitarse la ropa, agarrada a un tubo del bus, mientras los pasajeros arman corrillos a su alrededor, los más alejados se levantan de sus asientos recibiendo uno que otro codazo de su compañera de al lado. Se oyen silbidos, insultos, gritos, el llanto de un niño, risas y la tos persistente de algún anciano ubicado más adelante.

Una vez retiradas todas (absolutamente todas) sus prendas, ella inicia un desfile por el pasillo del bus, apartando con una sonrisa coqueta las manos que se lanzan sobre su cuerpo y expresando delicadamente: “no, señor, es sólo para mirar”.

Entonces, fluyen las babas, los billetes, los piropos y todos los presentes corean al unísono “no más dulces, no más chocolates, no más rap, no más oraciones. Que se quiten los calzones”.

7 comentários to “El discurso y El método”

  • 30 de septiembre de 2016, 3:44 p.m.
    Rudolf says:

    Deja volar su imaginación y deseos de su psiquis.pero literariamente no aporta.

  • 3 de octubre de 2016, 4:53 p.m.
    Pídase la otra says:

    Rodolfo, Si, esa es la idea: dejar volar la imaginación y quizás sonreír un poco. Ojalá, con el tiempo, logremos mejorar el desempeño literario

  • 4 de octubre de 2016, 9:13 p.m.
    Unknown says:

    Tal cual como lo mencionada Rodolfo, espero solo sea parte de la imaginación del autor la dama en cuestión. No quisiera ser testigo de un show de esa condición. Considero que las personas que se suben a una buseta para ganarse la vida hacen hasta lo imposible por vivir. Tienen gallardía y tesón. Sin duda alguna, es mejor vender que robar. Recuerdo cuando era estudiante universitario en Bogotá, que era necesario cantar con algún amigo en un bus o ejecutivo para amortizar nuestro sistema digestivo. Cuánta falta me hacen esas historias cotidianas. Desde que vivo a 6 mil kilómetros de mi querida patria colombiana, no he encontrado esa alegría pintoresca de las busetas o ese olor característico entre humo, gasolina, cuero sintético y en algunas ocasiones hasta café. Para los que no saben, el café aparte de ser la bebida más popular del mundo, también tiene propiedades absorbentes con los jugos gástricos regurgitados por alguno que otro mareado. Hace algún tiempo se podía hablar con el pasajero del lado, iniciando una conversación y mencionado al político de moda más odiado. Hoy es casi imposible, pues cada quien está ensimismado y por los demás desinteresado. Creo que por lo único que muchos se interesarían en esa buseta es por aquella mujer imaginaria de nuestro ilustre escritor del blog. MA

  • 7 de octubre de 2016, 4:28 p.m.
    Pídase la otra says:

    Marino, el político de moda más odiado ha demostrado que es más rentable robar y delinquir que cualquier otra actividad. Quizás por eso la gente se encierra en sí misma, víctima de la desesperanza: porque las personas de bien sabemos que aunque sea rentable, no es lo mejor, así que nos agarramos de cualquier cosa. Ojalá logremos el objetivo de esta página: hacer sonreír a nuestros queridos y amables lectores.

  • 8 de octubre de 2016, 11:03 a.m.
    jccg says:

    Armando, buenísimo muy divertido. Un gran saludo y un fuerte abrazo de alguien que alguna vez estuvo sentado en el asiento de tu derecha en un aula de clases. Te recuerdo, Juan Carlos Castañeda García.

  • 8 de octubre de 2016, 7:09 p.m.
    Pídase la otra says:

    Un abrazo, Juan Carlos. Gracias por tu comentario. Ojalá logremos ser divertidos muchas veces

  • 12 de noviembre de 2016, 5:47 a.m.

    Juan Carlos, gracias por tus comentarios. También te recuerdo, envíame tus datos por emilio para contactarnos.

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