10 de septiembre de 2021

Halterofilia

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Mire a ver qué puede levantar


Desde hace unos siglos, los habitantes de este planeta hemos estado obligados a levantar pesos y solo pesos, aunque desde muchos siglos antes se han tenido que levantar diferentes tipos de pesos por toda clase de tipos, no como los que se levantan con el trabajo manual, por ejemplo para levantar las pirámides; siglos después de cuando se empezó a levantar eso, a alguien se le ocurrió hacerlo por deporte y se inventó así la halterofilia, que no consiste en levantar unos pesos para llevar a la casa, sino solo para chicanear.


En antiguas civilizaciones las demostraciones de fuerza eran muy apreciadas y en las actuales, también, pero cuando esas dotes fueron calificadas de fuerza bruta, la cosa pasó de ser una prueba de varonidad a ser una fuente de entretención circense y luego se convirtió, por arte de birlibirloque, en deporte olímpico.


Ya establecido como deporte, se reglamentaron dos modalidades: envión y dos tiempos. En la primera el participante debe levantar el peso que dijo que era capaz con una arrancada, llevando la barra y sus pesas desde el suelo hasta encima de él, durante al menos diez segundos, sosteniéndolas con los brazos extendidos y casi en cruz. En la segunda modalidad se le permite levantarlas hasta los hombros y ahí sí, darle otro viajado para levantarla con los brazos extendidos y los codos bien derechitos.


Curiosamente, las categorías en las que los atletas participan están definidas por su propio peso corporal y no por lo que quieran levantar, así que un deportista, aunque sea escuálido pero pura fibra, no va a poder subir de categoría si no engorda. Sí, los halterofílicos se ven como obesitos ellos … pero, son pura fibra.


En cambio, un cotero que se carga al lomo cuatro bultos de cemento o un nevecón de 130 Kg, no es apto para una olimpiada, así sea gordito, pues le falta la fibra y, además, porque él no sabe que, por ley, el peso máximo que es permitido cargar son 25 Kg para hombres y 20 Kg para mujeres; vaya dígale eso al patrón y verá cómo “ese sí lo levanta de una”.


Para llegar a ser juez de una prueba olímpica de halterofilia no importa si el aspirante no tiene ni un peso encima, si no fue capaz de levantar a su mujer en la noche de bodas o a ninguna mujer en una fiesta o, incluso, si jamás ha estado en un gimnasio, pues el juez sólo debe tener buen ojo, ya que él solo está atento a pendejadas como que el competidor no toque la tarima con nada distinto a los pies, no tuerza los ojos cuando levanta el peso, no le tiemblen las manos con la barra por encima de su cabeza y no vaya a matar a alguien con un disco de esos. Y, ni le escucha ni le habla, sino que solo presiona un botón para encender, una luz blanca si el levantador le gustó o, roja si cree que algo le faltó. Así de simple.


Olímpicamente, no se reconoce al padre de familia que carga en brazos o aún sobre sus hombros los 35 Kg de su hijita dormida para subirla durante 5 pisos de escaleras porque en el conjunto no hay ascensor. Ahí no hay medallas ni diplomas olímpicos, sino la consabida sentencia: carga tu cruz. ¿Por qué no levantaste los pesos necesarios para comprar un apartamento con ascensor?


1 comentários:

  • 12 de septiembre de 2021, 10:47 a.m.
    JJAE says:

    Gracias, tal vez los máximos exponentes de la halterofilia serían el titán Atlas castigado por Zeus o los colombianos condenados por los ministros de hacienda a cargar con los impuestos.

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