3 de marzo de 2018

EL EUFEMISMO MISMO

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Si no le gusta, cámbiele el nombre.

El eufemismo es una figura literaria, por medio de la cual un hecho común, que puede resultar grosero o incómodo o definitivamente desagradable, se presenta de una manera refinada para que socialmente sea aceptado sin reparo, suene a excentricidad, no se entienda ni se critique o inclusive, que mueva a risa. Mejor dicho: si le parece muy duro, muéstrelo de tal forma que parezca cariñoso.

De otra parte, existe actualmente una tendencia para hacernos creer que, al denominar una cosa o una situación de un modo menos directo, la realidad ha cambiado. La emplean a diestra y siniestra y hasta límites absurdos, los comunicadores, los especialistas, los voceros del estado, los políticos y todos los congéneres de todos ellos, quienes nos bombardean constantemente con expresiones que solo buscan confundir al oyente o lector, disfrazando la realidad.

Como la mejor explicación es el ejemplo, veamos:
“Donde la espalda pierde su casto nombre”, para referirse al trasero o, como dicen los españoles, sin reparo ni dudas, el culo. “El muchacho trabaja en una importante empresa como trasvasador de hidrocarburos”, significa que es bombero en una estación de gasolina.

Como estos, hay otros clásicos imperecederos, que aventuramos en este “Top 10” (Como en toda clasificación, quizás usted no esté de acuerdo. Participe… Señale en los comentarios aquellos que usted considera que no deben estar o que no deben faltar acá). La explicación de cada uno la dejamos a su sabiduría, experiencia o intelecto:

1.   “de tanto estar sentado se me borraron las cuatro letras”
2.   “ese huevo quiere sal”
3.   “tengo un arrocito en bajo”
4.   “se fue a matar el osito a puñaladas”
5.   “¿ya probaste yeyuno?”
6.   “ahora trasmite desde la voz del guamo”
7.   “me sacó el de reír”
8.   “el body se lo apunta en el nies”
9.   “de las menudencias, le gusta el pescuezo”
10. “de tanto usarla, ya parece bolsillo de payaso”

Ahora bien, eufemísticamente hablando, encontramos actualmente una gran cantidad de referencias que buscan modificar el lenguaje, dizque con el fin de dignificar, no a las personas, sino el trato hacia ellas, aunque quizás el asunto sea distorsionar los conceptos. Así, dicen, en lugar de:

Mendigo o Indigente, habitante de calle
País subdesarrollado, mercado emergente
Asesinato, desaparición forzosa, falso positivo
Homosexual, gay o miembro de la comunidad LGBTI
Inválido, Minusválido o Tullido, en condición de discapacidad
Desempleado, independiente en economía informal
Drogadicto, farmacodependiente
Prostituta pobre, trabajadora sexual
Prostituta rica, prepago
Ladrón de cuello blanco, de elección popular
Desplazados, migrantes internos
Hambre, inseguridad alimentaria
Bandas delincuenciales, BACRIM
Persona de raza negra, Afrodescendiente

No falta, sino que cuando el juez de un partido (referee) cometa una “embarrada involuntaria” o una “metida de pata evidente”, para no ofenderlo, le gritemos algo como: “árbitro dado a luz tres veces de mala forma por una señora casquivana y de dudosa procedencia”, con el fin de quedar regios, aunque sin darle salida plena al rencor.


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