1 de octubre de 2017

empelote artístico

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Lo que se requiere para empelotarse sin que le critiquen. 

Con ese asunto de empelotarse, debemos empezar por señalar el significado de una serie de términos que podríamos pensar que son lo mismo. O no son. O, al menos, son términos que no terminan en lo mismo: desnudo, encuerado, empelote, estriptís. O, simplemente, quitarse la ropa.
·  El desnudo se usa desde el principio de los tiempos (Adán y Eva) y se refiere, además de la carencia de ropa, a la de adornos o envoltorios, así que tiene la connotación de transparente y diáfano.
·  Encuerarse no es otra cosa que dejar al descubierto, sin prendas de vestir, el cuero, que suele estar más arrugado que las mismas prendas después de un uso exhaustivo. Y hasta cuarteado.
·  Empelote, que se parece a despelote, lleva implícito el desorden, la ropa (y la dueña también) tirada por ahí, precipitadamente, salvaje y descarnadamente. Como para una foto sexy.
·  Estriptis, en cambio, no tiene nada de diáfano y se debe hacer sin afano, para que el lento deshojar de las prendas vaya despertando los sentidos y los sinsentidos.
· Por último, quitarse la ropa es el acto cotidiano de prepararse, bien sea para ingresar a la ducha, a un yacusi o a una piscina o solo cambiarse una o varias prendas, sin ningún ánimo de lucro. 


Seguramente le hemos oído a alguna popular actriz la frase “Sí, me desnudaría, pero solo si se trata de un desnudo artístico. Si no, no”. Pero, quitarse la ropa para ponerse la piyama, ¿Puede considerarse que es un desnudo artístico? Muy probablemente no, a menos que en lugar de barriga cervecera se exhiba una atractiva chocolatina sin derretir. De seguro, un desnudo requiere de ciertas condiciones para recibir la denominación de “artístico”. Vamos a desnudar entonces este mito del desnudo artístico. ¿Cuáles son sus características?

1. Es ante todo un desnudo femenino, pues si un hombre llega a decir que, en lugar de un show sensual quiere hacer un desnudo artístico, empieza a adquirir cierto aire de rarito. Pero más allá de ese airecillo, es claro que el cuerpo de una mujer supera de lejos en magnetismo al de un hombre, salvo muy contadas excepciones.
2. Los muslos marcan la pauta, ya que el ángulo A (por oposición a la zona V) de lo que algunos denominan “la bisagra”, debe ser estrictamente CERO, es decir, no debe ser A sino I. Cualquier “desviación”, o sea, apertura del ángulo A, empieza a arrojar sobre la modelo un tufillo de colaboradora de La Piscina.
3. Para que el desnudo sea bello, no debe haber nada de vellos, pero conviene mucho que haya velos y sirve que haya velas. Con la introducción del HD esto adquiere singular importancia, ya que la alta definición deja en condición de empelote los granos, pelos, cicatrices y demás imperfecciones que antes no veíamos y que una buena base podía ocultar. Por desgracia, tales adefesios suelen aparecer precisamente en las regiones que la artista del desnudo quiere mostrar y su público morboso quiere ver.
4. Los labios superiores (es decir, los orales) deben estar en posición y actitud de “soplar la vela”, pero no de chuparla, pues en este caso ya entra a la categoría de porno.
5.  Los brazos (siempre gráciles y delicados) deben ondear al ritmo de las curvas, como si el viento los agitara cual palmeras. Al igual que el cabello, que juguetea coquetamente sobre el pecho: nada de moñas cebolleras, caimanes, diademas, colitas de caballo y similares.
6. Los ojos son fundamentales: serenos y decididos, miran al espectador fijamente y sin pudor. Nada de miradas exorbitadas que indican que se ha abierto el compás o que se está pensando en ello. O peor, que se olvidó pagar el arriendo o cualquier otro tipo de cuentas.
7. El ombligo, bien gracias, si de niña quedó bien cosido y cocido: porque, si parece un pipí, ¡debe estar oculto! Si el ombligo es decente, debe moverse de manera grácil y sugerente. 
Ahora bien, viene lo del entorno: las tomas deben ser realizadas por un fotógrafo reconocido, que sea mencionado en las revistas de la moda como un artista de fama internacional. Nada de improvisar en la cocina, con un taburete auxiliar, ni en la ducha de un motel de bajo costo.

Por supuesto, el fotógrafo debe contar en su equipo de trabajo con un experto en PhotoShop. Nada de verrugas, enrojecimientos, hinchazones, lagañas y similares. Y cero dosis de etanol. Esto es un sine qua non. Se admiten cocaína, marihuana y otras especies. Pero el alcohol es de mal recibo, pues afloja la bisagra y espanta a la “I” del escenario.

Todos los miembros del equipo de trabajo deben estar muy atentos y vigilantes, para asegurar que el desempeño de la artista sea totalmente profesional. Pero cualquier tipo de miembro debe permanecer oculto, dormido o inactivo y pasar totalmente desapercibido, so pena de echar a perder todo el trabajo realizado durante la sesión.

Y listo. Cualquier muchachita que decida hacer un desnudo artístico puede ya lanzarse al estrellato sin estrellarse y con una buena probabilidad de que la busquen para que siga mostrando sus dotes por doquier. La fama y la fortuna estarán a la vuelta de una cámara.

Tal como dijo Joe Coker: “you can leave your hat on”.

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