12 de agosto de 2016

TOMESE EL CALDO

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El caldo es una singular bebida, conocida y consumida a lo largo y ancho de nuestra geografía, alimento indispensable de todo piqueteadero, balneario, parador de carretera, tienda de obra, restarurante de pueblo, corrientazo ejecutivo o desayunadero y parte importante del recetario culinario nacional. Aquí les presentamos las diferentes opciones, que incluyen desde el tradicional caldo de papa hasta los más elaborados caldos de ojo, lora o pajarilla. Identifique el suyo.


En primer lugar, se diferencia de la sopa por la cantidad de ingredientes, siendo en ésta más abundantes y variados, de la crema porque ésta contiene leche o crema de leche y del consomé por la espesura de éste, que suele deberse a una menor cantidad de agua, mayor tiempo de cocción (mismo efecto) o algún desecho en ella.

Podemos generalizar diciendo que un caldo es una juagadura del ingrediente principal y que al ser ingerido da la impresión de haber sido preparado a base de agua hirviendo en la cual se sumerge el alimento proteico, colgado de una cuerda por medio de una polea; luego de permanecer sumergido durante un tiempo en el agua caliente, se retira accionando la polea, dejando su sustancia en el líquido y unos cuantos trozos desleídos como sólidos suspendidos.

Existen varias clases de caldos que varían según el ingrediente principal, el cual normalmente determina el nombre del caldo, el uso y el precio. Suele condimentarse con sal, cebolla y cilantro. He aquí las diferentes categorías, aclarando que existen gran cantidad de variaciones sobre el mismo tema:

Caldo de papa
Como su nombre lo indica, se trata del tubérculo mencionado picado dentro del agua, no sumergido con polea (ésta sólo se usa con alimentos proteicos) y condimentado con los aliños ya referidos. Es una especie de gatorade criollo caliente, especialmente apetecido por los deshidratados en trance de resaca que buscan restituir agua perdida, sales perdidas, temperatura perdida, memoria perdida, vergüenza perdida y hasta alimentos perdidos.

Caldo de costilla
Aquí si se usó la polea con un trozo de hueso carnudo de res, buscando que se deshaga en el agua caliente; como esto nunca ocurre, se deja el hueso en el plato, dando de paso sensación de volumen y brindando al comensal una fuente inspiradora de entretención mientras trata de penetrar los intersticios del hueso con los cubiertos para extraer algo de carne. Si se toma el hueso con la mano, el caldo es de costilla de marrano.

Caldo de carne
En este caso se dejaron trocitos de carne en el plato, en lugar del hueso. Por obvias razones, su precio es mayor que el de los anteriores. Es común encontrar junto a los trocitos de carne uno que otro gordo, bien sea en el plato o en la silla.

Caldo de pollo
Aquí ya estamos pasando a la categoría Gourmet en la cual el precio tiene relación con la presa escogida, como suele ocurrir. Este es un caldo muy recomendado para los enfermos y se utiliza mucho en hospitales en los que se exhibe la versión más aguada, desabrida y simple posible; generalmente se sumerge la misma presa con la polea para todo un piso de enfermos.

Caldo de gallina
Es el mismo anterior pero con arepa. Se utiliza mucho en zonas rurales donde las víctimas crecen y deambulan libremente por todos lados. En la ciudad suele utilizarse en polvo luego que la gallina ha sido triturada, aplastada y condensada en un cubito por medio de una prensa, con plumas, pico, patas e intestinos.

Caldo de pescado
Típico de las zonas costeras y ribereñas, se le atribuyen gran cantidad de propiedades curativas y afrodisíacas. Se dice por ejemplo que limpia la piel por lo mucho que uno suda al ingerirlo, que contiene gran cantidad de hierro si el animal fue sumergido con todo y anzuelo al preparar el caldo, que es bueno para la memoria porque uno se acuerda de lo mucho que sudó en Girardot tomándose ese caldo y pide tamal y que su principal uso afrodisíaco reside en que normalmente lo deja a uno viudo.


Caldo de Mico
Esta es una clase especial de caldo que las mamás suelen embutirle a sus hijos cuando son pequeños y tiene como característica primordial que los vuelve hiperactivos, hiperatrofiándoles sus habilidades de socialización y convirtiéndolos en la pesadilla de todas las reuniones. En los adultos despierta inexplicablemente instintos asesinos, en las solteras una aversión patológica por el matrimonio y en un reciente estudio se descubrió que también dispara la venta de condones entre los adolescentes.

Caldo de lora
Es el sobrao del de mico y es el que se toma la mamá y le produce un efecto aterrador sobre el mecanismo del habla, haciéndola proferir una interminable cantidad de palabras inconexas de manera sucesiva y por varias horas, produciendo en el receptor unas ganas increíbles de comprobar el principal efecto afrodisíaco del caldo de pescado.

Caldo de ojo
Normalmente es el que hace que su mujer tome el de lora, aunque ya existen muchas damas que consumen el de ojo habitualmente. El del parque Lleras de Medellín es especialmente reconocido, aunque a medida que uno se hace mayor empieza a saberle rico el de cualquier esquina. Este caldo es totalmente desconocido en países como Mexico, Guatemala, Ecuador o Bolivia.

Caldo parao
Este constituye el grado máximo de sofisticación y parece ingeniado por la esposa de Rocco. En la polea se ubica el miembro viril del toro que se pone a exudar como en los demás caldos hasta que suelta una baba, momento en el cual se retira, ya blandito. Muy apetecido por la comunidad LGBT y por las vacas, también se conoce como caldo de raíz.

Caldo de pajarilla
En su versión tradicional se reemplaza el miembro del caldo anterior, por el bazo de la res, el cual se sumerge en el agua caliente y como tampoco se deslíe (tal como le pasa al hueso del caldo de costilla), quien esté cocinando decide picarlo (como hizo la esposa de Rocco) y adicionárselo al líquido caliente (como en el caldo de papa) para que le agregue a éste todo el hierro posible (como en el caldo de pescado). Su principal efecto es provocar en quien lo toma un deseo irremediable de hablar paja. Es mi favorito.

Como ven, el caldo se presta para todo y permite una gran variedad de alternativas, derivaciones, usos y apetencias, pero definitivamente, no es una comida seria ni aporta nutrientes suficientes si no se le complementa con comida de verdad; no obstante, sus otras propiedades lo hacen deseable para muchas aplicaciones de la vida cotidiana, así que busque el suyo y ¡tómese el caldo!

4 comentários to “TOMESE EL CALDO”

  • 19 de agosto de 2016, 9:47 a.m.
    Unknown says:

    No termino de sorprenderme de la variedad de caldos existentes en nuestro país. Sin embargo, es importante recordar la existencia de otra bebida mítica, ancestral y reparadora de origen cundiboyacense llamada "Changüa". Algunos utilizan el artículo la o el antes de la palabra. De forma tal que no sabemos si esta tradicional y nutritiva bebida caliente es masculina o femenina. Por qué no pensar que "el o la changüa" tiene propiedades afrodisiacas y ninguno de nosotros lo había notado.Observe los ingredientes y juzgue.

    Changüa igual huevos,leche o nata + calado,agua,sal y cilantro.

    Advertencia: Si Ud. desea puede usar polea dependiendo de su imaginación y bajo su respinsabilidad. MA

  • 28 de agosto de 2016, 8:36 a.m.
    Rudolf says:

    El mejor caldo es el santandereano con arepa de maíz amarillo que tiene trozos de chicharrón

  • 14 de septiembre de 2016, 9:51 p.m.
    Pídase la otra says:

    En efecto, tener una lista sin faltantes es casi imposible. Ojalá recibamos más ampliaciones, para llegar a una guía completa sobre el tema.

  • 14 de septiembre de 2016, 9:53 p.m.
    Pídase la otra says:

    Huy, ese suena a que es delicioso. Aplica la misma respuesta que al comentario de arriba.

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