Cuando se producen el placer y el dolor por el mismo
lado
Existe un
extraño comportamiento observado en varios grupos de mujeres que conviven
juntas y que las lleva a coordinar, luego de un periodo de convivencia, su
periodo menstrual.
Dicha situación
se observó inicialmente en las mujeres que conviven por periodos largos o al
menos cohabitan, como las compañeras de credo (monjas), las compañeras de
cuarto (residencias estudiantiles) y las compañeras de catre (prostitutas).
Pero luego, diversos experimentos determinaron que se produce en cualquier
grupo femenino.
Los estudios
revelan que normalmente existe una mujer alfa que logra coordinar los ciclos
del periodo de sus compañeras y hace que se produzca esta regla general. La mujer alfa suele ser la que
más suda, la que más habla, la que más ruido hace, la que más se agita y en
general, la que más.
Este fenómeno,
atribuido a las feromonas, también hace que la mujer alfa lleve al grupo a
solidarizarse con aquella que presente algún signo de debilidad, a llorar en
conjunto por alguna desgracia particular, a castigar en grupo al patán que haga
sufrir a alguna o a buscarle pareja a quien no la tenga.
Como aspecto
curioso se ha encontrado que el grupo comienza a reírse de los mismos chistes,
vestirse con los mismos colores, hacer las mismas dietas, compartirse los
mismos cosméticos y termina por enamorarse de los mismos tipos. Ahí es donde la
puerca tuerce el rabo, ya que, aunque compartan sus ciclos biológicos estas, dizque
“amiguis”, terminan rechazando a sus
hasta ahora inseparables y convirtiendo su armoniosa convivencia en una caldera
del diablo.
Otro hallazgo
interesante es que, si dentro del grupo que convive se encuentra un hombre (en
ejercicio o aplazado, da igual), éste va adoptando los mismos comportamientos que
los de sus compinches y termina riéndose de los mismos chistes, vistiendo los
mismos colores, compartiendo los mismos cosméticos y enamorándose de los mismos
tipos. Pero, con la frustración de no llegar a menstruar. Toda regla tiene su
excepción.
También se ha
observado que algunos días antes de la llegada de la visita, de pacho o de la
marea roja, se produce el síndrome premenstrual, que se caracteriza entre otras
cosas por un deseo voraz por el negro, específicamente por el chocolate negro, lo
que parece tener su origen en la falta de serotonina, la hormona de la felicidad,
que es obvio que falte ante un episodio de anemia como el que se aproxima.