Un pollo combo es un conjunto de pollo y arepa, dos especímenes totalmente diferentes, que en realidad, no combotizan.
Hemos llegado a
pensar que las arepas las elaboran no con maíz sino con los intestinos del
pollo o que el proveedor entrega los pollos con el maíz que el animal no
alcanzó a comerse antes de ser sacrificado y que, como en las culturas ancestrales,
se lo anexan para su viaje al más allá.
Como regla
general de mercadeo, un combo se utiliza para vender varios productos en
conjunto, como en el caso de los cuquicombos de Chapinero o el consabido
paquete de supermercado que le incluye al comprador una esponjilla sin costo
por la compra de un frasco de salsa de tomate (imaginamos que para que uno
limpie los trastos luego de usar la salsa) o el más elemental del puesto de
dulces que ofrece tres unidades, de doscientos cada una, por solo quinientos
pesitos. El objetivo en todo caso siempre es que uno compre más unidades (caso
de los dulces), lleve un producto que no rota (caso de la esponjilla) o se
antoje y quiera complementar el producto principal con otros (caso del
cuquicombo).
Pero en todos
estos ejemplos usted siempre puede desechar la oferta y adquirir sólo uno de
los productos del combo, asumiendo la pérdida debida al rechazo de tan
favorable ofrecimiento. Con el pollo combo jamás pasa eso. Si usted pide un
pollo asado, le llegan las arepas y si usted no quiere arepa, el pollo vale lo
mismo y de todas maneras se las anexan. Ni se le ocurra proponer cambio de
arepa por papa, yuca, más pollo, mollejas o el caldo en el que lo sudaron (al
pollo). No es posible, no hay cambio admisible, ningún trueque es válido, así
que su pollo siempre le llegará con arepa incluida.
Pareciera que la
arepa no tiene ningún valor para el pollero o tal vez sea un agüero eso de
darle a uno la arepa (hay amigas que lo usan), con el designio falaz de
lograr que uno no quiera volver a comer pollo y se enamore de la arepa (algunos amigos lo han hecho) o tal vez busquen que uno añore la arepa (también existen algunos a quienes les pasa), haga un pedido adicional de algo más para con
la arepa (ha pasado) o simplemente valore más al pollo que a la arepa por
contraste (Ricky Martin es un ejemplo).
¿Querrán acaso
que uno restriegue la arepa en la grasienta piel o entre la rabadilla o que
haga un sándwich con las piernas y la arepa? ¿Tal vez pretenden que uno se
llene con la arepa y no proteste por el tamaño del pollo? ¿Por qué esto sucede
solo cuando se ordena el pollo asado? ¿Por qué no pasa esto con un pollo
broster o frito? ¿Es una venganza del pollo asado por lo que le hicieron antes
de ponerlo en el asador? ¿Por qué ningún otro animal que uno pretenda devorar,
como conejo, pescado, tortuga ni langosta incluye la consabida arepa? ¿Qué
sucederá en los países donde no conocen las arepas? ¿Servirán el pollo con
pizza en Italia, con salchicha en Alemania, con crepes en Francia, dona en USA, etc.? ¿Por qué
si uno pide en el llano una mamona no se les ocurre ofrecerla (lo cual sí
tendría todo el sentido en este caso) con arepa? ¿Tendrá esto algo qué ver con
el pollo asado del Kama Sutra?
Lo cierto es que
arepa y pollo son polos opuestos, dos caras de la misma moneda o
irreconciliables extremos, pero no como el bien y el mal ni el ying y el yang,
sino que la una va adelante y el otro va atrás y no deben por tanto servirse en
la misma mesa, si uno no tiene tendencias bisexuales. Es decir, que quiera de
lo uno no significa que esté obligado a comer de la otra y viceversa. Obligar al comensal a
ingerir la arepa, constituye en este caso, entonces, un atentado contra los
derechos fundamentales del cliente y debería ser codificado en el boletín del
consumidor y penalizado por el nuevo código de policía.