Íncubo

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¿QUÉ ES ESTO?

Pretende ser un espacio sin pretensiones con el cual buscamos dibujar una sonrisa en la cara de nuestros lectores y retener en el ciberespacio las ideas que se nos cruzan y que de otra forma durarían solo unos breves segundos, luego que al fin, tras vanos intentos, hemos logrado que dos neuronas hagan conexión.

Las dos neuronas no somos más que  Armando y Luis Alberto, dos amigos con inquietud escribana que inciden, coinciden y quisieran reincidir aquí, en busca de alcanzar el objetivo descrito, cada uno en su estilo, que el lector sabrá diferenciar.

Si además este rugido logra despertar interés, reflexión, carcajada, un motivo para emprender sus diarias labores o simplemente, despertarle, háganoslo saber: nos resultará muy grato.

¿QUÉ ENCONTRARÁS AQUÍ?

Lo que diríamos en un bar, pero acá va sin cerveza, para compartirlo con “los que no vinieron”, pero no dijeron que no nos dejarían el cuero; sin embargo, justo es que se enteren. Queremos igual, compartirlo aunque el tema no les ataña.
Tiene la enorme ventaja de que si no hay dinero para la cerveza, acá no nos cobran el “descorche”. Igual, si a alguien no le alcanza el tiempo para quedarse a la de “p’irnos”, acá puede encontrar lo que se dijo en su ausencia.

El objetivo es decirlo de forma divertida sin molestar ni ofender a nadie.

¿QUÉ HAGO YO ACÁ?

Cuántas veces estamos sentados a la mesa de un amigo, de la sala propia o de un bar.
Y, entonces, sin importar si está uno solo o acompañado, surgen reflexiones, ideas, sueños, recuerdos o aventuras. Y tantas otras cosas del cuerpo y de la mente.
Esos ejercicios suelen pasar como intrascendentes, a veces irrelevantes, incomprendidos o incomprensibles, también insignificantes o, generalmente, imperceptibles y por todo eso olvidados.
Pues, lo que pretendemos acá es que seamos capaces de hacer todo lo contrario. Es decir, que tales ejercicios queden registrados.
Y cuando una idea pasó inadvertida porque “es que no se entendió para dónde voy” o porque otro dijo algo “más importante” o porque “ya nos vamos”, se nos queda enredada entre una neurona y otra y la vamos moliendo (a la idea, no a la neurona) y, generalmente, no pasa nada después.
Pues, nos gustaría que sí pase algo. Que esa idea no se muera abandonada en el desierto de la soledad, del ayer, del “ya para qué”.
Porque nos perdemos muchas risas o sonrisas, ideas, reflexiones o pasiones con esas pobres ideas huérfanas, mortinatas, abandonadas, mostrencas, amorfas, que se quedaron a medio camino y todas ellas simplemente OLVIDADAS.
Pues ahora pretendemos crear y dejar acá en la nube un espacio donde esas ideas y esas “carretas” puedan adquirir forma y existir. Para ellas o para los demás, para quienes quieran o puedan encontrarlas, verlas, darles forma y, quizás, vida. Y que si no, pues que se mueran pero dejando testimonio de su existencia.
Por eso nos juntamos acá Eros y Tánatos, decididos a darles vida a “las que no fueron”, para crear un espacio en donde podamos decirle a un amigo “Pídase la otra” (también a una de las que no fue), solo con la intención de que esas pobres parias surjan e iluminen el universo con una sonrisa (ese es todo el propósito). No importa si está escrito en serio o en broma, la idea es no molestar y más bien dar ánimos para la vida y para la muerte.
El dulce, cariñoso y sutil Eros jugando en equipo (y no en contra) con el duro, definitivo y sutil Tánatos (si, sutiles ambos) para inspirar, respirar o expirar en un espacio donde lo importante no sea aspirar. Porque el punto trascendente es estar vivos y sentirse vivos (en el sentido de vivir, no en el de sobreponerse a otro, como solemos usarlo los colombianos) para darle existencia a una idea, que quizás no llegó a existir porque no alcanzó el tiempo.
Así que Pídase la otra es ese “tercer tiempo” al que tanto nos gusta jugar. Ahí se resume todo. En ese tiempo adicional que oficialmente no existe, pero que es el que más disfrutamos y en el que más nos gusta estar. Con la ventaja de que acá no nos cobran ni la otra ni el descorche, ni la servida, porque cada quién se la va a servir como mejor le parezca y todo lo que tenemos que hacer es pedir la otra.

Ojalá consigamos lectores a quienes les guste estar en un sitio como este y nos digan: pídase la otra.

Luis Alberto


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