Del griego ah, manguala: con
manga larga y miento: estoy en
campaña
El amangualamiento (un nombre eufemístico para lo que en realidad es
un concierto para delinquir), se presenta cuando dos o más personas se ponen de
acuerdo para hacerle trampa a los demás participantes de una actividad como,
por ejemplo, un juego de sala y así atacarlos por sorpresa, por delante y por
detrás.
Normalmente los amangualados se sitúan de forma discreta y
silenciosa (¿o licenciosa?) y establecen algún código secreto de comunicación
que les permita coordinar sus pervertidas acciones sin que los demás se
percaten de lo que está ocurriendo.
Los grados del amangualamiento se definen según la relación que tengan
entre sí los amangualados.
Si se produce entre hermanos, padres e hijos y demás parientes consanguíneos,
se habla de amangualamiento en primer grado.
En caso de que los amangualados sean novios, esposos, concubinos,
libertinos en unión, amantes, amigos con derechos, en fin, personas con ese
tipo de nexos, el amangualamiento es de segundo grado.
Cuando se produce entre amigos, familiares, parientes o relacionados
que departen en el bar o en el campo de tejo o en ese tipo de situaciones donde
se dice “pídase la otra”, la cosa ya es de tercera.
Si se da entre rivales románticos, es decir, unos confabulados que
buscan beneficiar a uno de sus compinches para sacar del camino a un tercer (o
incluso, un cuarto) competidor por los favores amorosos de una eventual pareja,
pues eso sí es de quinta.
Pero, cuando se trata de varios socios de un mismo club, como empresarios,
políticos, abogados, magistrados o, en todo caso, entre peces gordos, el
amangualamiento ya es de último grado o de profesionales graduados en manguala.
La creatividad para este asunto no tiene límites: se ven desde una
sonrisa, un guiño o una mordida de labio (de labio superior propio, vale
aclarar) hasta cosas más sofisticadas que se mencionan con nombres o siglas
ininteligibles como CVY (como voy yo), MTC (miguelito también come), Tebille, Te
vi llegar y otras que son un secreto para los no iniciados.
La tecnificación y la globalización de esta situación ha ido in
crescendo, hasta generar una ola de desfalcos que ya es más bien un tsunami,
impulsada por los cada vez más insaciables depredadores del erario, por lo cual
el gobierno ya ha contratado exhaustivas investigaciones y sesudos estudios (obvio,
con importantes universidades extranjeras), con el fin de implementar medidas eficientes
encaminadas a preservar el bien común. De tales estudios, han surgido
importantes recomendaciones:
Prohibir el uso de equipos electrónicos en los lugares de mayor
riesgo. No se debe permitir entonces el uso de celulares, tabletas, cámaras,
computadores, grabadoras y cosas parecidas en recintos donde se pudiera estar
cometiendo un ilícito. No habrá restricciones en aquellos espacios libres de
peligro como parques públicos, grandes avenidas o establecimientos carcelarios.
Instalar cámaras de seguridad en todos los rincones para tener
evidencia probatoria suficiente que, si bien no evita el hecho ni conduce a castigo
alguno, pone en evidencia al infractor y lo deja registrado, como ejemplo para
la posteridad.
Establecer comparendos educativos para los ingenuos que sean
capturados en flagrancia o que se les demuestre una reincidencia. Al respectivo
curso andragógico, podrá asistir en su remplazo, el conductor o la mucama del
afectado.
Aumento considerable del pie de fuerza, el tronco de fuerza y la
mano de fuerza, para obtener una gran fuerza articulada, que se convierta en un
importante mecanismo disuasorio, que evitará que se presenten amangualamientos
del primero al quinto grados.
Con el fin de acabar con el crimen organizado, como las bandas de
microtráfico, raponeo, manoseo y cosquilleo, establecer penas en función del
valor de los delitos, así: muerte para los de menor cuantía (hasta 100
millones); casa por cárcel para los de cuantía normal (100 a 2.000 millones) y ratificación
en el cargo, curul parlamentaria o embajada para los de cuantía admirable.
Curiosamente, estas medidas cautelares, que entrarán en vigencia luego
del debido debate en el congreso, no pretenden remediar el grado de amangualamiento
que se presenta en las cámaras y las cortes (los principales protagonistas de
las más recientes medidas de aseguramiento), sino producir el impacto social
necesario para descongestionar las cárceles y terminar de una vez por todas con
el hacinamiento que envilece al sistema penitenciario, con el fin de poder
prepararlo para la llegada de sus nuevos huéspedes. Amanecerá y veremos.