7 de octubre de 2017

Panelotoxicidad

,
El origen del subdesarrollo visto por los desarrollados

NOTA IMPORTANTE: Este artículo fue producido con la valiosa colaboración del Dr. Marino Arias Corredor, M.D. 
¿Por qué el sur es subdesarrollado y el norte ha progresado? Diversas teorías dicen que, por las estaciones, por temas religiosos, por la genética, por la dieta, las cadenas montañosas, en fin, parece que nadie puede dar argumentos que sean, ni totalmente absurdos ni del todo concluyentes.

Aunque las hipótesis planteadas hasta el momento contienen visos de discriminación y justifican sólo algunos comportamientos de nuestras naciones, recién ahora se viene a conocer el fruto de una investigación que durante más de 17 años ha llevado a cabo un grupo interdisciplinario del Instituto de Asuntos Psicológicos y Sociológicos de la Universidad de Columbia, cuya conclusión más relevante abre un nuevo e inexplorado camino hacia la explicación del fenómeno del subdesarrollo: Éste (el subdesarrollo), se debe a los efectos neurotóxicos del agua de panela[1].

Dicha bebida, consumida ampliamente y bajo distintas denominaciones por la gran mayoría de los pueblos que habitan los países subdesarrollados, es un concentrado de azúcares (que componen la panela) disuelto en agua; la denominada panela (en otros países piloncillo, raspadura, atado dulce, panetela, tapa de dulce, chancaca, etc.) es producida mediante la molienda de la caña de azúcar, luego de la cual el extracto se concentra por evaporación y se moldea con diversas formas.

Se consume caliente o fría, según la región y la hora a la cual se sirva: en el desayuno, como acompañante del pan o la arepa; en el almuerzo, como sobremesa, para acompañar el arroz, la yuca, el plátano y la papa; en las tardes se consume junto con pandeyuca, almojábana, pandebono y amasijos similares; a cualquier hora, como refresco o como bebida energizante, por ejemplo, antes de las competencias deportivas. Se mezcla con leche para dársela a los bebés (tetero), con café para dársela a los trabajadores (agüecafé) o como infusión en frío (panela en crudo) para los purgados. Además, si se deja fermentar (guarapo), se constituye en la bebida alcohólica de las fiestas populares. Y algunos deportistas consumen la panela sólida. 

Ancestralmente se ha asociado el consumo de panela con la resistencia física y los deportes de alto impacto, por ejemplo, el boxeo, el cual ha tenido destacados exponentes de esta región, como el célebre “Sugar” Ray Leonard, de ascendencia salvadoreña y quien se hizo famoso porque en lugar de ponerse protector dental se encajaba un pedazo de panela en la boca, lo cual le valió su apodo. También recordamos al famoso ciclista conocido como “Panelita” Cárdenas, apodado así porque se embutía trozos de más de 250 g antes de iniciar un premio de montaña y los consumía durante el ascenso que, por supuesto, realizaba a gran velocidad, “como si fuera en moto”. De ahí que en la región se conoce el alimento en mención como un esteroide criollo “orgánico” (como está de moda).

Algunos científicos del grupo de investigadores de la Universidad de Columbia que realizó el estudio, llegaron a Villeta[2] con la intención de investigar la composición química de la panela, pero infortunadamente no consiguieron aislar sus componentes, debido a la complejidad de la gran masa de compuestos que conforman este peculiar producto. Lo que sí lograron, una vez que regresaron a su sede y tabularon, cotejaron y analizaron con sus colegas la información que obtuvieron, fue establecer sus efectos en el organismo humano:

La panela produce a corto plazo hiperglicemia temporal, pero si la ingesta se repite en un lapso breve, produce, después de una euforia inicial, síntomas como pesadez, aletargamiento, sueño y pereza y deja al consumidor en una especie de coma diabético ocasionado por una sobreproducción de la llamada marea alcalina, que es un resultado del orgasmo gastronómico generado (como ocurre con cualquier orgasmo, finalmente).

En cuanto a las consecuencias del consumo habitual de aguapanela a mediano plazo, se pudo comprobar que le produce a quien la ingiere de forma repetida, altos niveles de hiperactividad, un deseo permanente de agarrar a trompadas a quien se le atraviese y sobre-estimulación de la libido (coloquialmente denominada arrechera), todo lo cual explicaría muchos comportamientos que se observan de manera endémica en nuestro entorno.

Además, el consumo persistente produce a largo plazo graves efectos sobre el sistema nervioso central, relacionados con una dramática reducción del coeficiente intelectual del individuo (ya que todo el alimento que este ingiere, solo puede transformarse en fuerza bruta) y que se manifiestan en síntomas como mitomanía, importaculismo, rebeldía permanente, deseo incontrolado de violar las normas, deterioro moral, menoscabo social, anulación del sentido colectivo y desarrollo de cleptomanía congénita. 

El estudio permitió concluir que todos estos fenómenos son expresiones de la neurotoxicidad que producen la panela y especialmente el agua de panela. Es decir, la carga de carbohidratos conduce a la degeneración neuronal de los individuos, ésta a la disminución de su capacidad mental y de allí se originan trastornos conductuales, morales y sociales que los incapacitan para desarrollar una vida normal en comunidad. El resultado lógico de este caos, es el subdesarrollo.

Pueden explicarse entonces la agresividad de nuestros pueblos como resultado del exceso de carga energética que produce el consumo de este alimento. Y, la pereza endémica y el desacato moral y social, como provenientes de los efectos de su uso prolongado. Curiosamente, los efectos que se destacan en el estudio en mención, se desarrollan en los estratos sociales de mayor pobreza, por necesidad, pero son claramente visibles en las clases sociales dirigentes de mayor poder donde, obviamente, se producen por gusto.

Resulta interesante observar cómo los pueblos más pacíficos del planeta (Suiza, Borneo, Luxemburgo, Finlandia, etc.) nunca han probado la panela. Si revisamos la lista de los diez países más desarrollados del mundo vemos que la única “panela” que conocen es la del bloque electrónico de los automóviles que fabrican y, por lo tanto, no se la comen. Así que, para ganar competitividad en los mercados internacionales, todo lo que debiera hacer este país es dejar de consumir la panela y exportarla, con lo cual lograría un efecto colateral muy parecido al que se obtiene con otros productos de exportación, pero sin tantos problemas para su comercialización.



[1] Neurotoxicity of panela water in emerging countries. Candy, Ralph. Sweet, Oger. University of Columbia. 2017
[2] Población de Cundinamarca reconocida como la Meca de la panela y que cada año elige a la Reina de la Panela.

2 comentários to “Panelotoxicidad”

  • 17 de noviembre de 2017, 3:55 a.m.
    Unknown says:

    La neurotoxicidad se refiere a los efectos tóxicos o nocivos que se producen por alguna sustancia sobre el sistema nervioso. La hipótesis de la panelotoxicidad es la siguiente: a mayor consumo de glucosa (panela), mayor desnutrición. La fórmula es simple pues en países subdesarrollados o en vía de desarrollo hay un evidente mayor consumo de azúcares (especialmente de panela) que proteínas. Lo anterior es debido a condiciones económicas, sociales y culturales entre otras. La desnutrición, por si misma, produce daños sobre el sistema nervioso central y los niños son los que más sufren por falta de nutrientes. En los niños se han descrito alteraciones importantes en el perímetro cefálico y en el crecimiento del encéfalo ocasionando daño al potencial intelectual de los supervivientes y limitan su integración al mundo competitivo. Los estudios de tomografía computarizada de cráneo y de imagen de resonancia magnética en niños con desnutrición muestran imágenes compatibles con atrofias cerebrales. No se Uds. pero yo veo ejemplos palpables de la neurotoxicidad todos los días, aquí van: no hacemos fila, llegamos tarde casi siempre a cualquier destino, secamos la ropa detrás de la nevera, nos echamos leche de magnesia en la axilas para evitar el mal olor, hacemos 2 o 3 carriles en espacios para un solo vehículo, el decimos a un amigo “parce”, tenemos una piedra para partir la panela, nos insultamos a otros con nombres de enfermedades venéreas y lo peor de todo, nos matamos por cualquier pendejada utilizando en algunas ocasiones, la piedra para partir la panela. Así es que, en lo posible, menos azúcar y más proteína para nuestros niños. https://www.neurologia.com/articulo/2006663
    MAC

  • 11 de diciembre de 2017, 5:47 p.m.

    En efecto, Marino. Ese inventario de síntomas (y otros que no mencionas) fue lo que llevó al grupo de la Universidad de Columbia a obtener las conclusiones del estudio que reportamos en este artículo. Gracias por tus aportes.

Publicar un comentario

Si quiere comentar este artículo escribalo en la casilla siguiente. Para que le podamos contestar, por favor incluya su nombre seleccionando comentar como y nombre/url. Seleccione luego publicar.

 

Pídase la otra Copyright © 2011 -- Template created by O Pregador -- Powered by Blogger Templates